martes, 30 de julio de 2013

FALLECE EL PROF. CRISTÓBAL CUEVAS GARCÍA

Dibujo de Idígoras

Las redes sociales y los medios de comunicación se han hecho eco del fallecimiento del Profesor Cristóbal Cuevas García, catedrático de Literatura Española de la Universidad de Málaga, el pasado sábado 27 de Julio.
http://www.diariosur.es/v/20130728/cultura/fallece-profesor-cristobal-cuevas-20130728.html
Desde que abrió las puertas esta biblioteca y desde la creación de esta asociación hemos sido testigos del reconocimiento de su magisterio y del aprecio personal por parte de sus alumnos y compañeros.
Enviamos un afectuoso saludo a sus familiares y amigos.
Añadimos un enlace sobre su biografía.
http://malagapersonajes.blogspot.com.es/2013/07/cristobal-cuevas-garcia.html

miércoles, 24 de julio de 2013

Pacífico de Garriga Vela. Otra aportación



Francisco Martín, en una entrada anterior en este mismo blog, reconoce otros valores en este libro por encima de cuatro frases ingeniosas. Yo también voy a aportar algunos detalles al respecto.

Con herramientas propias del realismo y del costumbrismo, esta novela trata sobretodo de la fragilidad humana y de la contingencia de los pequeños mundos en los que se desenvuelve. Para hacerlo, como muchos de sus colegas, el autor se sitúa en una posición de espectador de la fatalidad.

Lo hace principalmente a través de los ojos de su protagonista, un varón joven, introvertido, falto de ambición, honesto y poco expresivo, que contradiciendo el papel que se le ha adjudicado en esta historia evita ser protagonista de nada,  y se hace casi invisible respecto a los demás personajes.

Su excusa para esta opción es su supuesta vocación de escritor. Y es que para alcanzar esta pretensión tiene que empeñar todos sus esfuerzos en modelar su pose lánguida y distraída, estimando que otras premisas ya le vienen dadas gratuitamente: unos padres mutuamente infieles, una novia que se enamora de su hermano…

Él, sin embargo pone en duda frecuentemente que esta imagen por la que ha optado sea la más idónea, dado que sus características no cuadran de ninguna manera con la su admirado Hemingway, viajero y aventurero como el que más. En compensación a esta contradicción orienta su espejo en Kafka, oficinista como él mismo durante toda su vida, y para colmo de paralelismo agente de seguros, cuyo beneficio es directamente proporcional a la desgracia de los demás.

Esta atmósfera gris que el autor pretende desarrollar en la obra la encarnan perfectamente las personalidades derrotistas del padre y el hermano del personaje principal, auténticos exploradores de los tortuosos caminos que llevan a la derrota. El autor denomina su actitud vital como VIDA EN LA INOPIA, una obcecación por proceder de forma ajena a las propias aspiraciones, a su tiempo, a su espacio… abandonar la nave en su devenir existencial según los vientos circunstanciales.

Uno de los elementos literarios que enriquecen el texto es la estructura temporal,  marcada por una serie de acontecimientos que coinciden con fechas significativas: el dos de julio del 61, fecha de la muerte de Hemingway y de la primera comunión del protagonista; el veintiuno de julio del 69, la llegada del hombre a la Luna que coincide con el relato del abuso de la joven vecina por parte de su padre; el veinte de diciembre del 73, fecha de la muerte de Carrero Blanco y boda del hermano…

Precisamente el segundo de estos acontecimientos es considerado casi por unanimidad como el más acertado literariamente. A través de la pared divisoria el hermano de nuestro antihéroe, movido por su atracción por la joven vecina, vigila y describe todo el proceso de acoso y maltrato que se produce en la vivienda colindante, y trata de transmitirle a la víctima su amor y su acompañamiento. La ternura y la delicadeza de la narración contrasta con el tono general de la novela.

Por último hay que mencionar los guiños locales que el autor intercala, como el asunto del fraude de la funeraria, y el vagabundo que habita la cueva junto a La Araña.

 
Esta reseña surge de un pretendido comentario a la de mi compañero tertuliano Francisco Martín, que por su extensión la presento como una nueva entrada. Tengo que decir que la segunda lectura del libro me ha resultado menos gratificante que la primera. Dicen que segundas partes nunca fueron buenas, quizás porque ya te suenan los planteamientos originales de la obra y te fijas más en los detalles.

De todas formas, coincidiendo con Francisco y con el mundillo literario en general, considero que Garriga Vela merece ser valorado justamente como un buen escritor, aquel cuyo oficio él mismo describe:  Oye el silencio, descubre lo invisible, y lo escribe en los libros.

Pepe de la Torre
 

domingo, 21 de julio de 2013

Nuestra amiga Amor me pidió que, si quería, le publicase en el blog y en su nombre este pequeño pensamiento/ parida sobre la desobediencia , lo cual acabo de hacer con mucho gusto.Animo a aquellos amigos/as de club de lectura o de la biblioteca que queráis colgar aquí alguna reseña, pensamiento,critica de libros o películas, poema; o lo que sea y que no encontráis el momento o no sepáis la forma, a que me mandéis a mi correo el texto y yo con mucho gusto(eso si, tenéis que tener un poquito de paciencia) los publicare indicando que son vuestros -imprescindible nombre-. Solo os pido respeto y un intento de cierta originalidad en vuestros escritos -para mirarse el ombligo ya esta face... Mi correo es    pacotorres_minguez@hotmail.com

                  Buen verano a todo el personal. Paco Torres

Desobediente

DESOBEDIENTE


Me gusta el vino y el tabaco. Por placer y por desobediencia. En ese orden. También me gusta el café, pero este sólo por placer. Pensándolo bien, no sólo por placer, además me sirve para desobedecer al sueño. Pero esta rebelión, en realidad, me está volviendo sumisa.



lunes, 15 de julio de 2013

PACÍFICO, DE JOSÉ ANTONIO GARRIGA VELA.

  La lectura de la novela "Pacífico", del escritor malagueño José Antonio Garriga Vela dio lugar a una cierta discusión acerca de la capacidad de una "novela familiar" en cuanto a capturar la atención del lector. Garriga Vela escribe sobre todo acerca de este tipo de circunstancias de proximidad en el ámbito de hogares modestos. y, por un lado, es fácil que uno se identifique con esta clase de personajes, pero también uno se hace más exigente con respecto a su verosimilitud y a cómo han de reaccionar en circunstancias excepcionales. O bien queremos sucesos extraordinarios que nos fascinen, o bien queremos comportamientos ejemplares o, cuando menos, convencionales por parte de personajes con los que, de entrada, estamos dispuestos a empatizar. Así que, a algunos, los personajes de "Pacífico" les parecieron demasiado extravagantes y a otros les parecieron demasiado convencionales. Muchos se aburrieron con ellos, y ni siquiera el buen estilo narrativo convenció a todos. Quizá Garriga Vela podría ahorrarse el empeño en diseñar frases que quieren ser conmovedoras y centrarse más en seguir un hilo narrativo que permita al lector intimar más con las vivencias que se nos muestran. Una anécdota de contenido dramático que supone un nudo en la intriga pareció demasiado forzada y poco creíble. 

Al final, disparidad de pareceres: Garriga Vela es uno de los mejores novelistas malagueños, su estilo es impecable como viene avalado por el mero hecho de que sea publicado en la editorial "Anagrama", y la honestidad de su contenido moral no puede discutirse, pero un lector siempre espera más de un narrador de tan buenas capacidades.

martes, 9 de julio de 2013

KINSEY.


La religión a veces puede ejercer una influencia benéfica en una determinada sociedad, en cuanto al control de la violencia de los individuos y la adopción de una ética personal que sea compatible con la vida en común con otros millones de personas. Pero existen ámbitos privados que la religión - y por ende, la sociedad - reprimen y quedan en una especie de tierra de nadie en la que los individuos desorientados deben enfrentarse a ellos teniendo como únicas herramientas una información sesgada y un enorme complejo de culpabilidad. Tal es el caso del sexo en la América de la primera mitad del siglo XX que, como sucede en las sociedades estrictamente religiosas (como la España franquista) es presentado como una actividad perniciosa, un mal necesario que solo puede practicarse siguiendo unas reglas estrictas y con el único fin de la procreación.

El doctor Kinsey que compone Liam Neeson es un hombre apasionado. Proveniente de una familia estrictamente religiosa - su padre era pastor metodista -, Kinsey se reveló contra el destino que querían imponerle y desarrolló su vocación como biólogo. Según cuenta la película, al casarse e intentar consumar el matrimonio, se dio cuenta de que su falta de experiencia y formación al respecto, al igual que la de su esposa. También advirtió que esa parte tan importante en la vida del ser humano carecía de estudios científicos y apenas existían expertos a los que poder consultar cualquier anomalía al respecto: un tabú que seguía vigente en el mundo contemporáneo. Así que Kinsey decidió abordar este problema desde un punto de vista científico y se propuso estudiar los hábitos sexuales de sus conciudadanos a través de la realización de una serie de encuestas confidenciales. Los resultados fueron sorprendentes. Era como si existiera una realidad oculta por una represión de siglos. Como escribió el propio Kinsey:

“Dado que todo tipo de actos sexuales hasta entonces considerados como tabúes, en realidad se producen con mucha más frecuencia de lo que se pensaba, esos actos no pueden ser considerados como anormales, porque cualquier cosa que con frecuencia se produce debe ser algo normal”.

El primer informe que publicó, dedicado a la sexualidad masculina, fue un éxito de ventas y reportó gran fama a su autor, alguien que por fin se atrevía a abordar una realidad respecto a la que se vivía absurdamente de espaldas. Unos años más tarde publicó otro informe dedicado a la sexualidad femenina, que suscitó un gran escándalo, coincidiendo con el periodo de caza de brujas del senador Mc Carthy. Parece ser que una cosa era estudiar a los hombres - motivo de escándalo sí, pero tolerable - y otra a las mujeres, en la que los puritanos veían reflejadas a sus propias madres o esposas.

Una de las cosas que me más me gustan de la película de Bill Condon es que retrata al doctor Kinsey como una persona apasionada y feliz por el trabajo que realiza. Se trata de estudiar al hombre en sus costumbres íntimas como si de un animal se tratara: con plena objetividad y sin miedo a las convenciones sociales. Tanta es la pasión que puso en su tarea que le costó la relación con uno de sus hijos, al que acusaba de demasiado mojigato. Si en las relaciones con su propio padre, Kinsey había sufrido el extremismo religioso, ahora era su hijo quien sufría su extremismo científico, más benigno, pero igualmente hiriente para quien tiene otros intereses.

Kinsey es una película de visión grata, muy equilibrada en todos sus elementos y capaz de suscitar uno de los debates más largos e intensos de los que hemos celebrado en nuestro ciclo Literatura y cine. Por mucho que hayamos avanzado, el asunto de la educación sexual está muy lejos de haberse normalizado. Y los aires que soplan en la actual política educativa ofrecen pocas esperanzas al respecto.  

domingo, 7 de julio de 2013

LA VIDA ANTE SÍ DE EMIL AJAR

                 

La novela habla de Momo, un niño árabe que vive con la señora Rosa, anciana judia, exprostituta. La señora Rosa vive de cuidar a los niños de las prostitutas mientras estas “trabajan”. La acción transcurre en un barrio marginal de Francia —principios de los años 70—allí en ese ambiente, y con los personajes propios de un gueto social, se desarrolla la novela.
Voy a anotar un simple resumen de mi conclusión, como lector, de la obra. El argumento esta resumido y explicado en gran cantidad de páginas webs. Así como la vida de novela del autor, Emil Ajar.
En esta obra, si queremos buscar una idea que la defina, creo que el motivo principal coincide con la otra obra comentada junto con esta en club, aunque en nada se parezcan ambos autores a la hora de escribir. La idea principal que vertebra ambos libros es: la fuerza moral de ciertos individuos, es decir, de aquellos que tienen esa fuerza (y que como en el caso del Soldado de Malaparte y del pequeño Momo de Ajar parece connatural a ellos) es superior a todo: medio social, prejuicios y tantas y tantas miserias que azotan a la humanidad.
Por eso admiramos tanto a Momo: es un personaje límpido, a pesar del ambiente miserable en que se mueve, todavía no tiene, como niño que es, la malicia de los adultos; su formación académica es nula, no esta escolarizado, nada hay, por tanto, que haya permeabilizado en él mediante la educación en el sistema.
Todo lo que hace, dice o piensa es fruto de su vivencia diaria; del trato con las personas. Esto es, a mí entender, lo que hace grande a la novela. Las opiniones y andanzas de Momo nos pueden dar ganas de llorar en una página y movernos a la risa en la siguiente. Como solo puede hacerlo un chico, que ni siquiera sabe exactamente que edad tiene, que ha vivido tanto y tan duro, a su corta edad, que nos asombra con su comportamiento y su trato hacia los demás, nunca exento de comprensión. Para el no hay malas o buenas personas salvo en sus hechos. Sus razonamientos a veces nos resultan dramáticamente divertidos, por haber sido adquiridos e interiorizados de las formas más peregrinas, ejemplo:”En Francia se protege mucho a la infancia, a los niños abandonados los encierran en la cárcel”.
Pero aquí está el acierto del autor, solo un niño puede llevarnos por ese mundo de marginación y sacar, y quedarse, con lo mejor de las personas que conviven con él: la solidaridad tribal de los negros africanos, el cuidado y la ternura de un travesti que encierra una gran humanidad en un físico tan imponente como degradado; la anciana con la que convive y que lo engaña, quitándole años, por temor a que la deje sola cuando él sea mayor, el señor  Hamil, su maestro en la calle, también el viejo médico y otros. Personajes todos, de los que el chico, Momo, absorbe, en medio de tanta miseria y sufrimiento, lo mejor de ellos.
La novela resulta de una actualidad absoluta, no hay gran ciudad sin zonas marginales—como se las llama ahora—y todos los puntos de vista del autor son hoy, por desgracia, tan reales como entonces. Véase, por ejemplo, la situación de abandono que sufren los ancianos o el debate social, que el autor trata con gran sentido de premonición, de la eutanasia.
Estilísticamente, algunos lectores ven en la obra una sola incoherencia: razonamientos demasiado elaborados, quizás incluso demasiado intelectuales para un chico de 14 años, que además, no tiene formación. Vale. Pero creo que toda obra de arte, aun siendo una gran obra y no un mero producto de entretenimiento, exige de quien la interpreta (en este caso el lector) una complicidad, digamos que permisiva. Recordemos a nuestro clásico de clásicos, y como Sancho, un gañán con la formación y modales de tal se comporta, sin embargo, como un autentico juez, ecuánime y de talento despierto y avizor, cuando es nombrado, así lo cree él, gobernador y tiene que dirimir en varios litigios.

Con esta pequeña digresión quiero significar que el único exceso sobre el que he escuchado y leído críticas es el mejor argumento de la novela: nunca perdemos de vista que quien habla, razona o actúa es un niño. Un niño que reproduce, a su manera, lo que dicen y piensan los adultos, pero que tiene muy claro que   lo importante de verdad es lo que hagan, lo que hagamos. Sabemos que su comportamiento, su caracter, es muy dificil que cambie ya .Por eso no nos importaria, por lo menos a mí, tenerlo como amigo cuando sea mayor. 


EL compañero de viaje de Curzio Malaparte

Es la primera vez que en el club hemos leído dos libros un mismo mes. Han sido dos porque el primero que voy a comentar es más bien un relato, un guión se podría decir, sin mucho trasfondo. Se trata de El compañero de viaje, su autor: Curzio Malaparte.
Malaparte solía escribir textos, relatos o novela, muy claros respecto a la idea y la intención de dicha obra.
La idea que sostiene este relato también está muy clara: Italia ha caído. Su papel como potencia fascista (que él había apoyado) ha sido patético. Cuando el grupo, la sociedad, o el país fallan queda el individuo. El mensaje es claro: la verdadera grandeza siempre esta en uno, lo concreto y no hay que buscarla en muchos, lo abstracto.
Esta grandeza es la que se nos muestra en el soldado que queda en pie y se encarga de cumplir la promesa hecha a su admirado oficial antes de que este cayera; aunque para cumplirla tenga que viajar por caminos de un país ocupado tirando del cabestro de un burro, a cuyo lomo carga la caja con el cadáver de su teniente.
El soldado no es un hombre de ideas, no ha gozado de una buena educación, es solo un rudo campesino del norte del país. Pero tiene muy claro, sin pasarlo  por el tamiz del análisis, que debe hacer y que no. Su sentido de la dignidad es tan primario como sus modales y maneras. Pero de ahí le viene su grandeza, él no interpreta la vida: la vive. Sabe que cuando se hace una promesa es para cumplirla. Aunque para cumplirla primero haya tenido que sufrir la decepción —el teniente no era, ni mucho menos, lo que aparentaba y dejaba que sus hombres creyeran que era.
El campesino no es un personaje redondo, tiene sus aristas como todo humano: bastante primario y brutal en sus juicios: como cuando le dice a una jovencita que lo acompaña que ella no encajaría en su comunidad, que es demasiado débil para encajar en el norte. También fuertemente inclinado a la violencia, sobre todo para defender lo que él piensa incuestionable. Pero, insisto, el valor del personaje le viene dado por su condición   moral: una persona no puede permanecer impasible ante la injusticia. Esta condición se pone especialmente de manifiesto en la obra cuando, tras una pelea a puñetazos con unos contrabandistas de trigo, abronca a los hombres del pueblo, donde se produce la pelea, por no haberles plantado cara. “El verdadero mal de este país son los ladrones”, les dice.

El resto de personajes de la obra, así como las circunstancias de la población en posguerra, son meras anécdotas. Aquí entra el albedrío del lector: hay quien piensa que Malaparte pensaba desarrollar más esta parte posteriormente; yo, en cambio, creo que para mostrar la grandeza primordial del individuo le bastaba con su soldado- campesino.