jueves, 24 de diciembre de 2015

LO BELLO Y LO TRISTE, DE YASUNARI KAWABATA.

La novela "Lo bello y lo triste" aborda una situación dramática que se sale un poco del costumbrismo: la acción gira en torno a un novelista de éxito que desea volver a ver a la amante adolescente a la que abandonó hace muchos años, sobre cuya historia personal escribió su más famosa obra, y que ahora es una pintora de cierta fama; el encuentro no parece hacer revivir la pasada pasión, pero se entromete una bella y un tanto desquiciada joven, la amante lesbiana de la mujer abandonada, que pretende algo así como vengarla. Todo un poco raro, pero como la historia sucede entre artistas y además en Japón, uno sigue la acción muy interesado y puede incluso perderse en la narrativa calma y minuciosa que contrasta con esas pasiones explosivas que los japoneses, aparentemente, ocultan siempre bajo su rígida pero rica ceremoniosidad. Una lectura posible es de tipo misógino: las mujeres solas, sin hombre, son unas neuróticas peligrosas; otra lectura por el estilo es que los varones pueden ir de aventuras, pero no deben volver sobre ellas pasada cierta época, porque a la madurez lo que corresponde es la vida familiar sana; otra es que los japoneses son un poco raros (pero todos los artistas han de serlo forzosamente: los artistas japoneses serían más raros aún). Quienes han leído "Lo bello y lo triste" parecen encontrar la trama intrigante, la atmósfera descriptiva muy delicada y la moraleja de la historia (que, por supuesto, no tiene por qué tenerla) más bien desconcertante. A unos gusta, y a otros no.

Francisco Martín.

lunes, 21 de diciembre de 2015

AMAR TANTA BELLEZA. Encuentro con Herminia Luque

El pasado 3 de diciembre, en el marco del III Ciclo de Encuentros con Autor en las Bibliotecas Municipales, disfrutamos de una interesante conversación con Herminia Luque.

El nuevo libro de esta autora, “Amar tanta belleza” es una lectura muy recomendable, entre otras virtudes por divertida,  que transcurre entre las ocurrencias de María Cépalo y los dimes y diretes de sus otros protagonistas: “¡Quién piensa en berzas cuando viene el amor y sus dulces flautas!”
Herminia Luque nos ofrece un fresco relato de unos protagonistas y una época desconocida para muchos de nosotros. Una ambientación muy cuidada, un lenguaje admirablemente contextualizado, unos monólogos fluidos, una  escritura fresca y desenvuelta. Alguien dijo en el encuentro algo que resume el acierto de esta novela: “La narración no da la mínima sensación de impostura”, una deriva muy factible para quien se expone a una aventura tan arriesgada como es simular un contexto espacio temporal tan diferente al actual
Herminia Luque no es una “juntadora de letras del tres al cuarto”, como ella misma define a uno de sus personajes, pues ha emprendido apuestas diferentes en su trayectoria literaria: crítica de arte, ensayista, ... pero esa variedad también la encontramos en sus novelas. Nada tiene que ver, por ejemplo “Bitácora del Poseidón” con “Amar tanta belleza”, la una es eminentemente interiorista, y la otra histórica y biográfica. Y además lo hace con mucha literatura, Ya que te sorprendes a ti mismo cuando llevas más de treinta minutos leyendo un monólogo, atrapado en la lectura, sin levantar los ojos.

Como profesora de Literatura e Historia, la autora combina ambas materias con una profesionalidad decidida y convincente, y la mejor muestra de ello lo encontramos en la estructura de la novela, que ha edificado sobre supuestos documentos históricos (correos electrónicos, cartas, testamentos...), a través de los cuales hábilmente hace discurrir el relato.
En referencia especial hay que subrayar a las protagonistas de la historia, María Zayas y Ana Caro, voces femeninas, escritoras rescatadas de un injusto olvido, hasta el punto de creer que lo que representan no se ha inventado hasta el siglo XX. También introduce en la trama a  otros personajes de la época, como los impresores Juan de la Cuesta y Pedro de Madrigal; y María Quiñones, sucesora de ambos en el oficio y  otra mujer recuperada. Y Juan Fernández El Labrador, famoso pintor barroco de naturalezas muertas, y otros muchos personajes a los que da pie para rastrear en ellos.
           Por último, señalar el acierto del título, recogido de un verso de la propia María Zayas  «Así gasta, llorando  / su bien perdido tiempo  / que amar tanta belleza  /  gloria es, que no tormento».   En definitiva una novela valiosa, extraordinariamente construida y magníficamente documentada, que despierta el interés por profundizar en los personajes y en su época.
                                                                Pepe de la Torre

domingo, 13 de diciembre de 2015

ANTES QUE EL DIABLO SEPA QUE HAS MUERTO, DE SIDNEY LUMET.

Andy y Hank Hanson son dos hermanos con vidas muy diferentes. Andy (Philip Seymour Hoffman) ocupa un puesto directivo en una inmobiliaria. A pesar de su aparente vida acomodada, esconde varios secretos que, si no lo remedia, pronto acabarán saliendo a la luz: se queda con el dinero destinado a la Seguridad Social de las nóminas de los trabajadores y es adicto a la heroína. Vive junto a Gina, una mujer florero con la que comparte una vida sexual cada vez más decadente. A pesar de todo, Andy mantiene la compostura y espera resolver sus problemas ejecutando un plan junto a su hermano. Hank posee un carácter mucho más retraído, quizá porque sus circunstancias vitales son más duras, si cabe. El hermano menor ha pasado por un proceso de divorcio y como consecuencia del mismo, ha de destinar buena parte de su escueto salario a pagar la pensión alimenticia de su hija. Su ex esposa le recuerda cada vez que lo ve que es un fracasado y él tiene asumida dicha condición. Por eso, cuando Andy le propone una solución que supone quebrantar la ley, no se lo piensa demasiado: quien no tiene mucho que perder, no arriesga mucho.

El plan de Andy es tan sencillo como insólito: consiste en atracar la joyería de sus padres, en la que ambos trabajaron hace años. En teoría se trata de un proyecto perfecto: cuentan con que en la tienda se encuentre una mujer casi anciana, empleada por los padres, que no opondrá la más mínima resistencia. Pero, como dice el refrán, el diablo está en los detalles. Todo sale mal desde el principio, porque dejar el atraco en manos de Hank es una mala decisión, sobre todo si este dedice subcontratarlo

En cualquier caso, tan importante como la poderosa narrativa que imprime Sidney Lumet a este filme son las reflexiones que conlleva. Porque al final las decisiones vitales que tomemos pueden llevarnos al desastre o salvarnos. Claro que también está el factor suerte. Una suerte que los hermanos Hanson se atreven a tentar de una manera totalmente irresponsable. Hank se verá perdido desde el principio, desesperado e intentando huir de la realidad. Andy, a pesar de todos los desastrosos contratiempos que se van acumulando a su plan, cree tenerlo todo bajo control, seguramente por la influencia nefasta de su adicción a la heroína. Antes que el diablo sepa que has muerto nos dice que el mal cotidiano puede irrumpir en el momento menos pensado en la vida de gente inocente, como la madre de los protagonistas, y reclutar para sus filas a los débiles de espíritu, incapaces de decir no a la tentación. Sobre todo en una sociedad como la estadounidense, en la que es tan sencillo hacerse con armas de fuego. Lo cierto es que a los pobres hermanos Hanson no se les concede ni media hora en el paraíso.