sábado, 10 de noviembre de 2012

MIDDLESEX, DE JEFFREY EUGENIDES Y LA GRAN NOVELA AMERICANA.


Celebrar un club de lectura en torno a una novela de las características de esta, una extensa saga familiar que recorre casi un siglo de historia y en la que se tratan los temas más variados, resulta un ejercicio interesante que puede acabar derivando en discusiones sobre prácticamente cualquier cosa, ya que Middlesex, es una novela muy ambiciosa, en la línea de lo que se ha dado en llamar gran novela americana, un producto perfecto para alzarse con el premio Pulitzer.

La novela de Eugenides está escrita en primera persona por, digámoslo ya, un personaje muy peculiar: Caliópe, un hermafrodita vástago de una familia de origen griego. Precisamente la investigación acerca de su particularidad es lo que le lleva a escribir esta saga, una especie de autobiografía que abarca desde la historia de sus abuelos a la suya propia, dado que existen secretos familiares inconfesables que son causa directa de su hermafroditismo. Caliópe es casi un narrador omniscente, dado que conoce hasta los más íntimos pensamientos de los seres que describe y narra hechos (como el accidente de su padre) con todo detalle, pese a no haber estado presente en los mismos.

Lo más placentero para quien se acerca a Middlesex es encontrar varias novelas en una, como por ejemplo, la epopeya de los abuelos de la protagonista cuando escapan de una Esmirna asediada por el ejército turco, en un episodio histórico tan trágico como desconocido, la historia de la ciudad de Detroit, una de las partes del libro que más me han interesado personalmente, ya que es una urbe que, como el Ave Fénix, es capaz de resurgir continuamente de sus cenizas. Además, el lector puede seguir con la colección de episodios históricos poco conocidos: en este caso con la auténtica guerra civil que se vivió en Detroit en 1967, un hecho que se intentó minimizar en su día, pero que fue uno de los mayores toques de atención que recibió el gobierno estadounidense sobre el problema de la desigualdad racial.  La saga de la familia Stephanides recorre todo el siglo XX estadounidense: pasan por el despertar industrial norteamericano, por la Gran Depresión, por la Segunda Guerra Mundial, por la liberación sexual de los sesenta... Como buenos emigrantes, saben integrarse pronto en las costumbres de su nuevo país y prosperar según las leyes económicos del mismo. Los Stephanides viven su peculiar sueño americano sin añorar excesivamente su lugar de origen, una Europa que representa un lugar de conflicto, frente a las oportunidades que les ofrece la tierra prometida. 

Pero sería injusto acabar este artículo sin lanzar una mirada un poco más profunda sobre la protagonista ¿o cabría decir el protagonista? Como nadie ha advertido en su infancia la peculiaridad de su confusa identidad sexual, la difícil tarea de definirse le corresponde a ella misma. Educada como niña, Caliópe se siente un bicho raro a partir de la adolescencia, cuando es plenamente consciente de que no es igual que las demás. Cuando por fin sus padres la llevan a un especialista, descubre horrorizada que es definida por éste más como un sujeto a estudiar que como una persona a ayudar, por lo que emprenderá una huida en la que finalmente sabrá aceptarse a sí misma como lo que es: un hermafrodita, un ser muy especial, con características de los dos sexos, pero no tan único como pudiera parecer al principio. Además, y esto es lo más importante, es alguien que no necesita intervenciones quirúrgicas ni nada parecido para tener una vida plena. 

Quizá en la novela de Eugenides hay una desproporción entre la saga familiar y la vida íntima de la protagonista, que debería desarrollarse con algo más de profundidad. En todo caso, Middlesex es una novela muy bien escrita, larga, ambiciosa y con los suficientes elementos como para encandilar a todo tipo de lectores, ya que en la variedad está su secreto.