lunes, 24 de enero de 2022

FORMAS DE ESTAR LEJOS, de Edurne Portela

Por María Mérida Benítez


Edurne Portela, nacida en el País Vasco en 1974, fue profesora de literatura hispánica en la universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill.  Hasta 2015 fue profesora titular en Pensilvania. En 2016 publicó “El eco de los disparos: cultura y memoria de la violencia”, trata sobre ETA. Se caracterizan sus obras por tratar la violencia en sus múltiples facetas.

“Formas de estar lejos”  está muy bien escrito y a pesar de empezar casi por el final no pierde el interés. Nos cuenta la relación de pareja de una becaria española que se va a Norteamérica a hacer un doctorado. Allí conoce a un chico de una familia con padre muy racista, machista y violento.

Ella es hija única de una familia española de clase media. A pesar de que nos cuenta muchas cosas tanto de su familia, y su relación con ella, como de la familia de su pareja, el principal tema es el maltrato.  Las descripciones del miedo son tan reales que llegas a sentirlo.

Está escrito por capítulos, lo que hace que su lectura sea más fácil. Trata la violencia, en este caso hacia la mujer, con ejemplos tanto de mujeres mayores, como la madre de Matty, el marido de Alicia la protagonista, como la propia protagonista que es una joven guapa y culta.

También nos relata la violencia en la universidad hacia las alumnas por parte de sus compañeros y profesores. En este caso, la violencia es sexual. Creo recordar que casos como los que cuentan salieron en la prensa hace unos años;  las autoridades académicas hacen oídos sordos hacia los agresores, tanto alumnos como profesores.

Otro detalle que se da en la vida real es cómo no dejas de sentir miedo y te sientes amenazada por el maltratador durante toda la vida. Incluso después de estar separada y con orden de alejamiento no deja de perseguirte.  Crea un ambiente que te cala sin recrearse en exceso en escenas violentas.

No quiero dejar de decir aquí una frase que pensé muchas veces y aquí lo vi claro y es: ”la mujeres que  sufren maltratos físicos son las más fuertes,  se llega al maltrato físico cuando no se consiguió dominarlas con el psicológico”.


  
Por Juan Tébar Valenciano 

Alicia,  una joven vasca va los Estados Unidos a hacer un máster en LITERATURA y emprender su vida laboral allí. Conoce a un joven, algo mayor que ella. Aunque se da cuenta que es un celoso y un controlador, termina decidiendo vivir con él.. 

Matty, procede de una familia conflictiva, cuyo padre tenía atemorizada a la madre y a los hermanos. Ella, Alicia, era de una acomodada familia vasca. 

Termina su carrera y se trasladan de Ciudad, para empezar una nueva vida,  comprándose una casa. Él, es analista de sistemas y trabaja en un banco y ella da clase en la Universidad. Y empiezan las discrepancias, dejando ver la cara del maltratador,  frente a una mujer que cree que va a cambiar. Tras años de muy difícil convivencia,  tuvo que pedir una orden de alejamiento, y vivir atemorizada dentro de su casa hasta poder regresar a Europa. 

Lo que más me ha impactado del libro es el análisis psicológico, de los puntos de vista diferentes,  que tienen la persona que está sufriendo maltratos (miedo y pánico), y el que los causa, (autojustificando su abominable forma de actuar) .... 

Un buen libro, de lectura amena, y que te hace reflexionar en lo complicadas que a veces se vuelven las relaciones..

  

Por Isabel Cárdenas Gómez

Estupenda novela, bien escrita, con una prosa dinámica. Se van turnando los capítulos del narrador, Alicia y Matti. Cada uno, con su punto de vista, va dando una perspectiva de la historia.

En el comienzo o final, según se mire, ya me he enganchado.

Edurne nos habla de la violencia en sus diferentes facetas.

Pinceladas referidas a ETA, a la homosexualidad, a la obesidad, al racismo ...

Nos presenta un maltrato  que aunque no sea explícito no por ello es menos dañino.

Hay una tendencia a manifestar descontento, a exigir sin que parezca que se exige, hacer que se sienta culpable de faltas minúsculas ante una reacción desproporcionada, ir socavando la seguridad en una misma.

Alicia queda paralizada, el miedo, las disculpas, asumir que la culpa de todo es suya, ceder ante las presiones de él.

Matty ejerce un control económico, psicológico, social y hasta sexual.

Ninguna mujer está libre de caer en semejante situación.

Afortunadamente, abre los ojos, se divorcia y vuelve a casa.

Ojalá todas las personas maltratadas tuviesen ese final "feliz".

 

 

Por Esperanza Liñán Gálvez 

En esta novela Edurne Portela nos sitúa desde el primer momento frente a una mujer que, vencida por el miedo a su agresor, se refugia en un armario. No sabemos cómo ha llegado hasta allí, pero ella nos lo va desgranando con palabras, silencios y gestos inequívocos de maltrato, físicos y psicológicos.

Desde el inicio, Alicia, la protagonista se nos presenta con unas frases muy esclarecedoras: No podría decir cuándo empezó todo. Cuando mi vida comenzó a torcerse y esa que fui dejó de existir y se convirtió en una mujer que se encerraba a llorar en un armario. Y todo lo que vino después.

A pesar de que la violencia de género es el eje principal de la novela, hay otras violencias raciales y laborales que también forman parte de la historia.

Su argumento es el de la evolución de una pareja,  Alicia y Matty, y sus caminos que se bifurcan con cada discusión. Los reproches, unos tácitos y otros manifiestos, definen paso a paso la insatisfacción que se va instalando entre ellos. Hay frases lapidarias que nos muestran la erosión de la convivencia, la paulatina pérdida del amor y cómo ese deterioro hace mella en la autoestima de Alicia y su identidad.

Lo que más me ha gustado de este libro es precisamente cómo la autora ha enfocado este tema tan duro. Nos lo muestra todo de una forma sutil, sin regodearse en lo agresivo. Detalla situaciones terribles sólo con la evidencia de algunas certeras pinceladas literarias. Al parecer, en alguna entrevista, la escritora explicó que rechazaba incluir escenas de violencia gratuita que pudieran servir para satisfacer cierto morbo del lector. Ante tantas escritoras y escritores que pretenden justo lo contrario, esta forma de escribir tiene un doble mérito.  

Primavera se titula su último capítulo. Es un final con esperanza, aunque antes de marcharse hacia su nuevo destino Alicia nos cuenta, casi como un resumen, esa parte de su vida y sus sentimientos más profundos: Tengo la sensación que mi biografía secreta pertenece a otra, a una mujer en la que no me reconozco, no me quiero reconocer, no quiero que otros me reconozcan.

Y aunque haya intentado romper con ella, aunque esté a punto de comenzar una nueva vida, ésa otra siempre estará agazapada dentro de mí.