Por Pilar López Palomo
Novela situada en
Trípoli, Libia, en la época de la Revolución de Gadafi (1969-2011)
La opinión de todos
los asistentes a la reunión de nuestro club de lectura fue muy positiva. A
todos nos gustó.
Una novela muy bien escrita con un lenguaje
directo, con muchas imágenes y descripciones, que abarcan todos los sentidos,
incluido el olfativo y el del gusto.

Podemos apreciar
como la religión es parte muy importante en los personajes y en la sociedad. La
moral sobre el decoro y reputación de las mujeres, las bodas concertadas, la
edad temprana de las chicas para casarse, la idea de que las mujeres deben ser
más jóvenes que sus maridos para seguir estando guapas y poderlos cuidar cuando ellos sean mayores…
La soledad tanto
del hijo como de la esposa por la ausencia del cabeza de familia. Y sobre todo
la soledad de ese hijo, al que dan escasas muestras de amor, el padre se
ausenta con frecuencia y en durante esos periodos tiene que cuidar de su
madre que siempre “enferma” en ausencia
del marido (borracha). El niño vive en
un mundo contradictorio, le ocultan la realidad política y los problemas que
puede acarrear a la familia, descubre mentiras que no comprende, ha prometido ocultar
la realidad de su madre”, no comprende muchos comportamientos de sus padres, ni
por qué tiene que dejar de jugar con su mejor amigo… Y a la vez su madre,
cuando se emborracha, se desahoga contándole confidencias por las cuales el niño
piensa que es infeliz en su matrimonio. Él va a buscar la atención de los demás,
llegando a ser muy cruel, e incluso con algunos
de estos actos se sentirá poderoso; esto hará que de mayor sienta pesar,
vergüenza y remordimiento.
“El arte tenebroso
de la sumisión, nuestra salida al mundo que existía fuera de casa y que exigía
inclinar la cabeza y cerrar la boca con humildad” ( pag 166)