
La acción se desarrolla en Suecia donde vive el protagonista principal: Jesper Humlin, un poeta endiosado y fatuo que, inmerso en la obsesión por no estropear su imagen, vive cara a la galería, condicionando de este modo la relación que mantiene con su familia, novia, colegas e incluso su editor.
En una lectura poética, organizada a mayor gloria de Humlin, conoce a una chica africana “llamada” Tea-Bag. A raíz de este encuentro y de un modo totalmente disparatado acaba organizando un taller literario para que Tea-Bag y otras dos chicas (la rusa Tanja y Leyla de origen árabe) narren las peripecias por las que han tenido que pasar hasta su llegada a Suecia.
Al principio, no sé si deliberadamente o no, cuesta mantener el hilo por lo inverosímil de las situaciones. Da la impresión de que el protagonista se relaciona con una sarta de personajes que, o bien no hablan su mismo idioma, o si lo hacen, no prestan atención a lo que éste les transmite; o si simplemente el autor ironiza con el hecho de que aún hablando de las mismas cosas, los interlocutores de Jesper Humlin sencillamente le ignoran.
A medida que la historia avanza se va haciendo más comprensiva para el lector y, aquí si creo que es deliberado, obligándonos a tomar partido por el poeta, posicionándose en contra de las normas preestablecidas y haciendo un verdadero ejercicio de crítica a todo el status quo.

Pero si hay un protagonista principal en toda la obra este es el miedo. Todos lo padecen; Humlin desde su punto de vista materialista mientras que las tres chicas sienten un miedo íntimo y particular referido a sus circunstancias personales y, por otra parte, un miedo compartido en cuanto a la discriminación por su condición de extranjeras y mujeres.
Resumiendo, es una novela que denuncia la hipocresía y el miedo, una vez más, que sufre nuestra sociedad ante cualquier elemento extraño que altere nuestra cómoda rutina.
Mankell toma claro partido por alterar esta rutina, mostrándonos con crudeza la actitud amilanada con que, por lo general, nos comportamos frente a la inmigración. Pero aún así guarda un hueco para la esperanza, infundada o no, en que la humanidad llegue algún día a comprometerse de veras en la consecución de una sociedad más comprensiva y propone la posibilidad de un entendimiento entre los individuos independientemente del lugar del que procedan. AMOR DE PABLO