Relato policíaco. Novela negra. Novela policiaca actual. Historia y evolución.

Durante unos días he estado leyendo artículos y paginas de críticos y escritores de novela negra o policial. De ellos he sacado los datos que os aporto, solo he consignado los datos históricos y de formas sobre los que todos, al menos en síntesis, coinciden.
Un poco de historia:
Siempre se han escrito relatos donde había un misterio que resolver, desde los griegos hasta las fabulas de Las mil y una noches, pero la novela policíaca como tal nace en el siglo XIX en Estados Unidos. Fue la pluma de E. A. Poe, quien entre 1841 y 1845 publicó los tres cuentos fundacionales del género, sobre todo Los asesinatos de la calle Morgue y El misterio de María Roguet .Su detective Ch. A. Dupin fue propiamente el primer detective de la literatura.
Más tarde, en el siglo XX, es donde la novela policiaca se desarrolla, afianza y evoluciona plenamente. Sus máximos representantes fueron Arthur Conan Doyle, con su detective, el más famoso de la historia, Sherlock Holmes, que aunque provenía del siglo XIX, actua hasta bien entrado el siglo XX, y Agatha Christie que convierte el relato policial en algo muy elaborado, pero de fácil comprensión y lectura.
La dinámica de la novela policiaca se asienta en dos claves fundamentales: Intriga rigurosa y sorprendente- tipo problema de ajedrez- y un detective brillante y excéntrico que resuelve dicha intriga.
La novela policiaca va evolucionando, sus intrigas son cada vez más enrevesadas y en el centro de ellas el peso de un investigador, a cual más insólito y pintoresco. A los Holmes y los Poirots se sumaron o siguieron legión: Lord Peter Wimsey de Dorthy Sallers (inglesa), PhiloVance de S.S. Van Dine (EE. UU) y muchos otros, el ciego Marx Carrados, el obeso Nero Wolfe, y un largo etcétera. La novela de detectives suele estar narrada en tercera persona por un narrador omnisciente.
Mención aparte merece Georges Simenón y su comisario J. Maigret. Se podría considerar este investigador, brillante pero de humanidad más cotidiana, el puente entre la novela policiaca y la novela negra.
Sobre finales de los años veinte del pasado siglo irrumpe con fuerza, también desde Estados Unidos, la novela negra. Sus padres fueron los escritores Dashiel Hammet y Raymont Chandler; aunque también habría que nombrar a Chester Himes. Esta nueva forma de novelar lo policiaco lo fue porque rompió con parte de los cánones que imperaban hasta ese momento. Sus detectives ya no son brillantes y, además, se mueven en un mundo de valores trastocados. Nada que ver con el sentido moralizante de la novela policiaca; aquello de quien la hace, tarde o temprano, la paga .En la novela negra los “malos” no pagan siempre, ni brilla, al final, la verdad en todos los casos.
Sus investigadores también han evolucionado, viven en un mundo en el que cada vez hay más ambigüedad moral que les afecta y define. (Nada que ver con el investigador de la novela policial que permanecía impoluto respecto a la historia y el mundo que investigaba). La violencia es una constante en sus casos y, por lo tanto, en sus vidas. Ellos, los detectives, tienen bastantes rasgos antisociales, no encajan en una sociedad que predica unas cosas y hace otras. Detestan la moral hipócrita burguesa- aunque saben que nada pueden contra ella- en favor de un sentido de la justicia muy personal. Son tipos duros, cínicos y con pocos escrúpulos.
A partir de estos autores, muchos otros se apuntan a la novela negra, en cualquier país donde haya literatura. En España hemos tenido al recordado Manuel V. Montalbán y otros, aunque con menos fama –Juan Madrid, Andréu Martín, ejemplos. También escritores que, sin dedicarse de forma exclusiva a este “estilo,” lo han usado, o lo usan, con mayor o menor frecuencia; incluso quien, como E. Mendoza, lo usa para un fin distinto –la parodia-. No quiero dejar de nombrar a José Vaccaro, quizás el escritor español actual que va más en la nueva línea de lo policial.
.El género negro también va evolucionando hasta que, en muchos casos, los protagonistas son tarados que no se diferencian de los asesinos a los que se oponen. La novela negra suele estar narrada en primera persona.

Los escritores actuales que han remozado el género de investigación, algunos de proyección internacional, como Petros Markaris, Andrea Camalieri, o Leonardo Padura (sin olvidar a los nórdicos); por poner ejemplos, toman la forma policiaca, negra; o como se la quiera llamar en la actualidad, como soporte narrativo para reflejar lo social. Estas son las nuevas fórmulas del policiaco o género negro actual:
Los mejores personajes de la novela negra actual son malas personas, o, como mínimo, personajes contradictorios. Pero sobre ellos no descansa la acción de la novela, ni el peso de la novela en si misma, como ocurría en la novela negra. Se parecen mucho más a personas reales. Actúan en medio de la incertidumbre y la inseguridad. Son personajes que muestran una realidad- la que les rodea, o en la que están inmersos- mucho más rica, profunda y plena de lo que hasta ahora mostraba la novela negra. Esta realidad es el cuerpo del policiaco actual.
En el siglo XXI los enigmas rocambolescos, los venenos exóticos y las conspiraciones insólitas han dado paso a la corrupción institucional, las grandes corporaciones y sus largos brazos- en muchos casos corruptos y corruptores-, las mafias económicas vestidas con la ingeniería de la economía; sin olvidarnos del crimen de estado. La novela negra actual es un testigo descarnado de las cloacas que mueven el mundo, para las cuales no hay fronteras ni nacionalidades. Al final, la delincuencia ha sido la única que ha alcanzado el sueño de ciertos credos ideológicos.
Que dichas novelas sean mejor o peor literatura eso depende de cada autor y, como debe ser, del juicio del lector.
No entraré para no alargar estas notas, que ya se hacen largas, en la importancia del cine y la televisión en la difusión y el lenguaje de los géneros policial y negro. Pero, por citar dos ejemplos modernos, tenemos al internacional James Bond, que no deja de ser el típico detective - versión negra de espías-, que lucha él solo contra los malos- tiene hasta los típicos tics antisociales- aunque, a veces, no sepa muy bien quienes son los malos. Y al televisivo “Colombo”, que todavía hay alguna cadena que repone, heredero de Holmes, cuyas excentricidades son su fingido atolondramiento , un “look” sustentado en una gabardina astrosa y un puro apestoso en vez de la pipa.
En fin, casos para todo y para todos con detectives planos, redondos y cuadriculados. El lector tiene la última palabra…, si quiere.