jueves, 16 de julio de 2015

ALTA FIDELIDAD, DE NICK HORNBY.

Hace unos meses era noticia en Málaga el cierre inminente de Candilejas, la última tienda de discos - obviando los grandes almacenes - que quedaba en la ciudad. Hubo una campaña para salvarla y creo que a día de hoy todavía sobrevive. Todos comprábamos en Discos Candilejas y todos dejamos de comprar un día ya lejano. Lo de los vinilos e incluso los compact discs es un mundo superado para la gran mayoría, pero afortunadamente aún quedan coleccionistas que se resisten a abandonar su afición por el que consideran es el formato más auténtico para escuchar música.

Alta fidelidad transcurre a mediados de los años noventa, en la época inmediatamente anterior a la irrupción de internet en nuestras vidas. Rob Fleming, de treinta y seis años, es el propietario de una tienda de discos que sobrevive como puede a la competencia de las grandes superficies. Su secreto parece ser el esnobismo propio y el de sus dos empleados: pueden ser bordes con los clientes que manifiestan su mal gusto musical, pero muy complacientes con quienes se hacen habituales en la tienda. Los tres son muy aficionados a elaborar listas de álbumes y canciones y para ellos el trabajo es una fuente de placer y eternas discusiones. Pero Fleming tiene otras preocupaciones: acaban de dejarle por enésima vez y esta vez ha sido especialmente doloroso.

En esta tesitura, Rob recuerda sus anteriores fracasos amorosos y entra en una de sus habituales crisis existenciales. Quiere comprenderse a sí mismo, saber por qué su vida amorosa ha sido tan exitosa y frustrante al mismo tiempo, aunque su problema principal sea que no es lo suficientemente autocrítico. Para algunos de los que le rodean, Rob se ha quedado anclado en la adolescencia, en un bucle que incluye su tienda de discos y sus eternos problemas económicos, pero él sabe que no podría encaminar su vida a hacer algo diferente. Al menos es una persona que ha tenido la valentía de organizar su existencia en función de lo que le hace feliz, algo que le distingue de la gran mayoría.

Así pues Alta fidelidad es una novela muy entretenida, sobre todo porque la voz narrativa de Rob está repleta de filosofía cotidiana a la vez que de ironía, algo que está muy presente en la correctísima adaptación cinematográfica de Stephen Frears, protagonizada por un John Cusack que hubiera sido perfecto también para interpretar a Buddy Bradley, el héroe del cómic Odio, de Peter Bagge, con el que mantiene algunos puntos en común. Que la acción se traslade de Londres a Chicago es meramente anecdótico, puesto que la esencia de la novela se mantiene por completo.

¿Qué pensarían Rob Fleming y sus amigos de nuestra época en relación a la música? Seguramente, después de ver como se hunde definitivamente su negocio, despotricarían contra la costumbre de acumular miles de canciones en el ordenador sin escuchar jamás un álbum entero. Este tiempo de piratería y abundancia no es bueno para desarrollar un buen paladar musical, que solo se consigue con el olor del vinilo, con la contemplación de la portada del disco y con varias audiciones. Son placeres prácticamente perdidos. Dejo aquí una lista de cinco discos favoritos, escrita apresuradamente y que prefiero dejar tal y como ha quedado. La mayoría de los álbumes proceden del jurásico:

- Meat is murder, de The Smiths.
- Disintegration, de The Cure.
- Playing the angel, de Depeche Mode.
- Zooropa, de U2.
- Lungs, de Florence and the machine.

No hay comentarios:

Publicar un comentario