jueves, 27 de junio de 2019

Manuel Vilas: Ordesa



                                                Por Pepe de la Torre


     Aparece este párrafo justo en la mitad del libro:
     - “¿Es verdad que me quisisteis o me lo estoy inventando?. Si me invento vuestro amor, es hermoso. Si fue real, también. Porque para traer ese amor de entre las sombras tengo que irme de viaje. El viaje más lento del mundo, y el más prodigioso.”

     ¿Qué es esta declaración? Es una carta de amor a unos padres, a pesar de todo. Para el que escribe esta crónica este es el empeño ineludible del autor de la  autobiografía novelada que hemos leído en el club de lectura,  elogiada y censurada por sus miembros al cincuenta por ciento.

     Como decía recientemente Antonio Orejudo en una visita a este club, la tragedia en la novela actual no se sustenta en el personaje literario, sino en el propio autor que se desnuda y se muestra descarnado. Yo diría que ese desnudo en este caso resulta casi pornográfico.


     Vemos en esta obra una fotografía de una familia común de una ciudad de provincias. Presenta un retrato costumbrista de dos épocas: la España a partir de los años setenta que corresponde a la infancia del autor,  reconstruida cincuenta años después apelando a sus recuerdos pero sobre todo condicionado por una crisis personal.

     Asistimos a la autorrestauración de un personaje desmoronado (“en amarillo”, según los propios términos del autor-protagonista) por una sucesión de circunstancias personales (muerte de su madre, divorcio, alcoholismo..).  Y lo hace a partir de los cimientos de su pasado original invocando a sus fantasmas, solo a los muertos, ya que al lector le extraña la ausencia de los personajes que aún permanecen vivos y que se suponen en la escena.  El escritor se autoimpone sinceridad, evitar todo tipo de impostura, y quizás por ello evita la posibilidad de réplica de los aludidos que aún tienen posibilidad de hacerlo.

     Es un libro nacido, según se deduce de las palabras del autor,  con la pretensión de reencontrar desde el vacío un sentido a la vida, que no es otro que el de la reconciliación con lo que has sido y la proyección a partir de lo que eres. Una terapia que en su proyecto inicial pudo ser un ejercicio íntimo,  pero que alguien  le animó a depurarlo y hacerlo público. El autor se arriesgó y quizás le pese. Podría haber optado por un producto literario menos personal utilizando la misma materia prima.

     A muchos nos cuesta leer esta novela porque nos duelen escenas en las que nos reconocemos. Aquella generación de nuestros padres que se sentía liberada y esperanzada, con perspectivas de futuro, y que se aferraba a ciertos signos representativos de modernismo: Forma de vestir, coche, tabaco rubio, televisión, laicidad, ciertos hábitos transgresores para la época… Perspectivas que transmitían a sus hijos, pero a la vez  acompañadas de residuos de épocas anteriores: El peso de la culpa, el velo a las emociones, la sublimación de los deseos… Nos recuerda  los delirios de progreso de una generación de una época expectante,  y la frustración de quienes pertenecían a  las mayorías que finalmente fracasaban. Cada cual ha vivido sus experiencias, más o menos agridulces, y ha sobrevivido como resiliente empedernido.  Muchos de aquella generación se quedaron en el camino porque no supieron reedificar su laberinto.    


     Manuel Vilas ya era un escritor reconocido. Se le encuadra en la llamada generación nocilla que aportó cierta frescura literaria por su temática emocional a la vez que por su erudición y tratamiento del lenguaje. Tiene una amplia obra de poesía, novela y ensayo y ha sabido aplicar su oficio a estas memorias, con buena literatura y buena dosis de ironía.  Ha reconstruido su propio relato, a veces con demasiados todos grises, pero da la impresión de que en términos generales fuerza la realidad por autoprescripción curativa. Lo importante, al final, es que nos ha proporcionado a este club una buena experiencia de lectura.

2 comentarios:

  1. A mí me ha costado y dolido leerla. No siempre las novelas más comentadas, cumplen las expectativas de todos los lectores. Pero esta reseña ha sido de "lujo". Gracias Pepe por detallar sus luces y sombras.
    Esperanza.

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