En capítulos
breves y alternando la historia con rodeos metaliterarios Juan Manuel Gil
compone una fabulación en primera
persona para provocar más fácilmente la
emoción, aderezada con espléndidas dosis de humor. En ella quiere poner de
manifiesto que la vida y, por ende, la
literatura, disponen de una serie de pasadizos que conectan determinados
momentos entre sí, personas, espacios…
Pero el
autor, aparte de construir una historia, noveliza intercaladamente una serie de
criterios que ha tenido en cuenta en su quehacer creativo. Los anoto brevemente
en beneficio de quienes en estas fechas literarias quieren intentarlo
1.-
Buen ritmo. Dar rodeos aunque el relato sea breve para darle profundidad de campo
2.-
Personajes secundarios: importantes porque apuntalan la acción. Pero en novela
moderna a veces es difícil distinguirlos del principal, o se dice que es la ciudad, la atmósfera… Otorgarles
personalidad, sebuen sabe que la orfandad de certezas provoca el abandono de la
lectura.
3.- Documentación: no dejar deslizarse cuestiones técnicas u otras que no tienen que ver con el espíritu de la historia
4.-
La lectura no es una actividad en descenso zigzagueante continuo. Hay que
cambiar la trayectoria en línea ascendente (con cierta brusquedad) en momentos
adecuados..
5.-
Principio de unidad y variedad. Si se descompensa con el primero produce
monotonía; si con el segundo, extravío.
Hay que saber introducir elementos que contribuyan a la unidad y variedad
simultáneamente
6.-
Narrar en primera persona. En tiempos de agnosticismo no atrae un narrador
omnisciente.
7.-
Narrar desde el vértigo de textos dispersos, que la historia progrese desde lo
disperso hasta progresar hacia la unidad a fuerza de cortocircuitos espontáneos
8.-
El más importante: “¡¡¡ANTE UN BOLQUEO CREATIVO PON UNA LAVADORA U SIÉNTATE
FRENTE A ELLA!!!”.
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