lunes, 11 de junio de 2012

FANNY FUGUET EN LA PEQUETECA DE LA RED MUNICIPAL DE BIBLIOTECAS. FERIA DEL LIBRO


Durante la Feria del Libro, como todos los años, la Red Municipal de Bibliotecas instala una “PEQUETECA”. Durante la semana se han concertado visitas de colegios, entre ellos el CEIP Manolo Garvayo, que tantas veces ha visitado nuestra biblioteca.
Se ha encargado de dinamizar las visitas Fanny Fuguet, cantautora y cuentacuentos venezolana, en algunas ocasiones sustituida por su hija Capui.
La energía y vitalidad de Fanny contagia a los pequeños y a los grandes, y hemos escuchado una y otra vez  sus inagotables historias y canciones. Como buena amante de su tierra venezolana ha contado leyendas indígenas, de las que elegimos la siguiente, recogida de los INDIOS JIVI, sobre la estrecha relación entre el origen de las humanidad y de la agricultura:

                "Al principio no existían personas.
Sólo existían animales en la selva amazónica.
Por la mañana temprano los animalitos se despertaban perezosos y se adentraban en el bosque buscando fruta para comer.
Era su trabajo y su diversión durante toda la jornada. Al ponerse el sol volvían satisfechos a su madriguera para dormir.
       A continuación le tocaba el turno a los animalitos de la noche:  La lechuza, los murciélagos, el búho... y el CUCHI CUCHI, un menudo animal nocturno arborícola, con algún parecido a la ardilla, de ojos saltones, orejas pequeñas, y una larga cola prensil. También se despertaba cuando ya había anochecido, y como todas las noches, malhumorado decía:
-         ¡Todo se lo han comido los animales que viven durante el día!.
Y tenía que alejarse más y más para encontrar algo que llevarse a la boca.
      Un día, cuando ya se había alejado mucho, sintió un aroma dulce e intenso que le atraía irremediablemente. Siguió el rastro y se topó con el árbol más enorme que pudiera imaginarse,
y además, cargado de toda la fruta que ni el más fantasioso pudiera concebir.
     Era el CALIEBIRRI-NAE, el árbol de la vida, el árbol de todos los frutos.
Cuchi cuchi volvió al alba para acostarse, y los demás animalitos vieron su barriga inflada y percibieron su aroma.  Olía a piña, temare, guama, túpíro... 
-         ¿Qué has comido Cuchi cuchi?
-         Lo mismo que ustedes, lo mismo que ustedes.- no quería revelar su secreto
     A la noche siguiente el búho le siguió, y descubrió el inmenso árbol. Alertó al resto que acudieron y se quedaron asombrados. Las ardillas y todos los roedores mordisquearon la base para hacerle caer. Pero tuvieron que subir hasta lo más alto del tallo principal, del que salían unas enormes lianas que se entrelazaban en las nubes. Con ahínco royeron hasta que el árbol cayó haciendo retumbar la tierra entera.
      Tuvieron comida para años y años, pero temiendo que se acabara, los animales cogieron las semillas y las iban sembrando por toda la tierra a medida que se iban convirtiendo en personas.
     De aquella época solo nos queda un recuerdo: el enorme tronco cortado de aquel inmenso árbol que hoy llaman Monte Autana".

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