miércoles, 26 de febrero de 2014

Sobre cierto taller literario

ISABEL GARRIDO MUÑOZ

http://cartasdeunaflor.blogspot.com.es/2013/09/sobre-cierto-taller-literario.html



Buenas tardes, señores. Como ya dejé caer por Twitter comienza en el blog una “nueva temporada”, con el cambio de imagen ya comentado en la entrada anterior y entradas interesantes con la regularidad acostumbrada, siempre y cuando los estudios me lo permitan. Que este verano no sé cómo me las he apañado pero al final he actualizado menos de lo que pretendía.


Hoy me van a permitir ponerme nostálgica. Me apetece contarles una experiencia de hace tres añitos que guardo con mucho cariño en la memoria: el taller literario organizado en la biblioteca Cristóbal Cuevas (Málaga).

Debo decir que lo descubrí por casualidad. Me muevo mucho entre varias bibliotecas, según me interesen más o menos sus títulos, su catálogo, etc. Y a esta en concreto, un día, fui a por una de mis tandas de libros (me suelo llevar siempre más de uno conmigo) y me encontré un cartelito cerca del mostrador donde decía que en breves iba a comenzar un taller literario gratuito. Le pregunté al bibliotecario, Pepe de la Torre (¡hola!) un poco cómo iba el asunto y sin pensarlo demasiado me apunté.

A las pocas semanas estábamos ya allí sentados, alrededor de una de las amplias mesas del fondo: Pepe, Annick, Esther, Amor, Miguel Ángel, Julia, Antonio (disculpas de antemano si olvidé nombrar a alguien) y nuestro profesor, Juan Sedeño, del que ya hablé hace eones en este blog.

Fueron unas cuantas sesiones en las que Juan nos daba unos pequeños apuntes sobre cosas muy básicas y que nunca están de más: breves nociones sobre el tiempo en las historias, las partes de un relato, tipos de novelas, etc. Hacíamos ejercicios muy imaginativos y siempre nos mandaba deberes para casa, que luego entregábamos y corregía, o a veces los leíamos. La verdad es que lo pasamos muy bien todos, había muy buen ambiente.

Disfruté con la experiencia. Me llevo para el recuerdo muchos momentos, como la lectura de ciertos relatos en voz alta (Antonio tenía mucho arte para hacernos reír a todos con sus textos), así como la experiencia. De estas cosas que en el momento adecuado te expande el horizonte y sirve para ver mejor todo.

A estas alturas de la vida no participaría en otro taller. Quizás si lo organizaran de nuevo en esa biblioteca, porque la experiencia fue única y seguro que repetiría, pero no en cualquier otro. No fue un lugar de enseñanza al uso, como tantos que veo en internet (y que, y aquí me lloverán las piedras, los veo un timo). No fue nada de eso: fue un lugar donde nos ayudaron a ver qué tenemos dentro y nos dieron un empujón para sacarlo fuera.

Comprenderán que me ponga sentimental, pues. Llevaba tiempo debiéndoles esta entrada, aunque ellos no lo supieran. Tenía que contarlo y compartirlo por aquí. A mi yo de 2010 le hizo un gran favor todo aquello: entre otras cosas, este blog y todos los proyectos, ideas y demás que han venido después empezaron gracias a las recomendaciones de Juan.

Y no se me olvida la promesa que le hice hace tres años.




3 comentarios:

  1. Gracias, Isi, por traernos a la memoria aquella experiencia. Me adhiero a tu manifiesto.

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  2. ¡Uyuyuyui que sentimental se nos ha puesto la chica que escucha música heavy para relajarse! ¿Se estará haciendo mayor? Si es por eso, te lo perdono y si es porque tienes una crisis nostálgica también. Y si es por cualquier otra razón me alegro de que nos guardes en tu coranzoncito forrado de acero.
    Yo también me adhiero, como dice nuestro querido Hiperion.
    Un beso, Isi.

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