viernes, 15 de mayo de 2015

LA SAL DE LA VIDA, DE ANNA GAVALDA.


Anna Gavalda es una de las autoras francesas más vendidas en el resto de Europa. A pesar de que en mi caso solo he tenido ocasión de acercarme a esta novela, intuyo que su éxito se basa en el optimismo de sus historias y sus personajes, retratando un mundo que conoce bien: el de los burgueses que prefieren llevar una vida bohemia, aunque esta actitud sea más una pose que algo demasiado serio.

Imagine usted una situación que a todos nos ha sucedido alguna vez: cuando se asiste a una reunión en la que todos se conocen, se cuentan anécdotas y ríen con complicidad, mientras uno, que no conoce a nadie, siente que su presencia allí es un inmenso error y empieza a pensar en los medios de escabullirse cuanto antes. Pues esto es lo sucede leyendo esta pequeña narración: la autora se dedica a contarnos la estupenda relación que existe entre tres hermanos (y un cuarto al que acuden a visitar) que cometen la travesura de escaparse de una boda y pasar un par de días de completa libertad. Mientras tanto se cuentan historias y anécdotas entre ellos de las que el lector no es partícipe, puesto que si apenas tiene tiempo de asimilar breves esbozos de los personajes y sus circunstancias, difícilmente va a entender sus bromas privadas. Más de una vez se describe una escena llena de carcajadas cómplices a la que el lector asiste, incómodo, como convidado de piedra.

Una de las palabras que más se repitió en la reunión fue sencillez. Sencillez de una narración puede ser un método que sirva para apuntalar una buena historia, pero en ocasiones, como la presente, no hace más que dejar al descubierto sus inmensas carencias. Y es que La sal de la vida no pasa de ser una mera anécdota que no parece tener otra intención que describirnos lo estupendos que son los hermanos protagonistas y lo risible que resulta el resto del mundo. Mucho esnobismo por parte de los personajes, poca empatía por parte del lector y simplicidad vacía por parte de la narración, tal es la experiencia que me ha tocado vivir como lector. Supongo que Anna Gavalda contará con mejores novelas, que expliquen su inmenso éxito de ventas.

2 comentarios:

  1. Una novela llena de emociones de la niñez, a la vez divertida y nostalgica. Me ha gustado bastante. Os eche de menos ayer a todos, un saludo. Eugenia

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  2. A veces las novelas, aunque sean tan simples como esta, nos tocan la fibra sensible. No es que la novela nos descubra nada; pero si nos recuerda lo que irremisiblemente hemos perdido,o perderemos, con el paso de los años. Saludos.Paco

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