miércoles, 2 de enero de 2019

EL VALLE DE LAS GIGANTAS, Gustavo Martín Garzo


Por Asunción Cabello López 





Horas antes de oír cantar millones de euros en la lotería más emblemática del año, nos acercamos decididamente resueltos a solventar el enigma que esconde El valle de las gigantas.

¿Cómo desvelar un misterio? Si se pudiera, no lo sería.
Aun así, comenzamos las elucubraciones mientras en nuestras calles sonaban villancicos antiguos.

Decidimos de común acuerdo enumerar nuestras creencias:

Este Lázaro no es el resucitado que todos conocemos.
El pueblo de su abuelo Héctor, con río donde pescar, se encuentra en Tordesillas.
Relatos sobre la guerra civil española y otros temas tintineaban, a medias verdades y ¿algunas, muchas? mentiras en boca del visitado.
Varios pasajes bíblicos cabriolaron hasta el delirio.
Las andanzas de una abuela actriz, extranjera, deseosa de ser robada de la farándula para luego fugarse sin más, es menos creativa pero más racional que la ninfa vampira, Macarrón, con lunar cerca de la boca.
Es posible y tan posible, que una chica de luminoso nombre se embelese de un chavalín de ciudad.
La nota filosófica la canturrea Sócrates, ex presidiario, perdido en preguntas sin respuestas.
Gigantas acuáticas caníbales, pertenecen al ritual onírico de sueños perversos.

Martín Garzo expande (en una novela de aprendizaje donde Lázaro abandona su infancia para entrar en un mundo menos resplandeciente) un espacio colosal donde todo es posible, en el cual sus personajes fantasean, dudan, mienten, sufren, sueñan, mueren; filtrándose lentamente en nuestro sentir.

Porque:
¿Acaso los abuelos que cuentan batallitas a sus nietos no sueltan mentirijillas doradas para embellecer sus historias?
¿No es verdad que un primer amor soporta la distancia con cartas o mensajes?
¿Olvidamos sentir pena de Niña Susana y su terrible destino que no debió darse jamás?
¿Nos incomodó dejar transitar sigilosamente sobre las mesas a Ramón el del bar, Luciano, sabedor de las locas gigantas, Mariela y Amalia, amigas de Alba, favorita de Lázaro…?

Si todas estas preguntas responden a la razón, entonces podéis creer lo que queráis. Saltó una voz vallisoletana de entre las páginas.

Al terminar, sin más temor que perder el importe del décimo elegido, saboreamos con inusitada lentitud algunos manjares navideños (la ocasión lo precisaba).

Pronto, después de comprobar que los números millonarios de los cantores de San Ildefonso no han entrado en nuestros bolsillos, construiremos un arca, sin Noé, y de chicle, que estiraremos hasta meter en él, aunque estén apretadísimos, todos nuestros amores.

¿Así fue la sesión? —preguntó un ausente.
—No sé. Supongo que sí. Aunque los 39º que chillaban el termómetro, me impidieron estar allí. De todos modos, en una novela donde impera el término fantasía puedo meter la mía. 


Felices fiestas y un 2019 colmado de buenas lecturas.
Besos a todos

Asunción Cabello





Gustavo Martín Garzo. Biografía


Gustavo Martín Garzo escritor español nacido en Valladolid en 1948. Licenciado en Filosofía y Letras en la especialidad de Psicología, es fundador de las revistas literarias Un ángel más y El signo del gorrión. Ha colaborado con sus artículos en los medios más importantes del país y ha participado en múltiples congresos de literatura. Está casado con la también escritora Esperanza Ortega. Se confiesa hombre metódico y sin prisas. Nunca ha abandonado su ciudad. "Cualquier lugar contiene el mundo entero, los mismo conflictos, los mismos anhelos. Basta con saber mirarlos", ha escrito.
Desde su primer libro Luz usada (Junta de Castilla y León, 1986), su actividad literaria ha sido incesante. Continúa con Una tienda junto al agua (Los infolios, 1991) y El amigo de las mujeres (Caja España, 1991) que obtuvo el Premio Emilio Hurtado de Relatos. Más tarde aparecen El lenguaje de las fuentes (Lumen, 1993), Premio Nacional de Narrativa, Marea oculta (Lumen, 1993), Premio Miguel Delibes, La princesa manca (Ave del Paraíso, 1995), La vida nueva (Lumen, 1996), Los cuadros del naturalista (Alianza, 1997), Ña y Bel (Ave del Paraíso, 1997), El pequeño heredero (Lumen, 1997) y Las historias de Marta y Fernando (Destino, 1999) con el que obtiene el Premio Nadal.

Prosigue su actividad narrativa con El valle de las gigantas (Destino, 2000),La soñadora (Areté-Lumen, 2001), Pequeño manual de las madres del mundo (R que R, 2003), un libro de relatos breve reeditado posteriormente como Todas las madres del mundo (Lumen, 2010), Los amores imprudentes (Areté-Lumen, 2004), Mi querida Eva (Lumen, 2006), con el que gana el Premio Mandarache (2008), El cuarto de al lado (Lumen, 2007), El jardín dorado (Lumen, 2008), La carta cerrada (Lumen, 2009), Tan cerca del aire (Plaza & Janés, 2010), Premio de Novela Ciudad de Torrevieja y Y que se duerma el mar (Lumen, 2012), obra con la que fue finalista del Premio de la Crítica de Castilla y León en 2013.
Gustavo Martín Garzo también ha cultivado la narrativa infantil, habiendo publicado Una miga de pan (Siruela, 2000), finalista del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, Tres cuentos de hadas (Siruela, 2003) por el que consigue el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil así como los álbumes ilustrados Dulcinea y los caballeros dormidos (Edelvives, 2005), Un regalo del cielo (SM, 2007) y El pacto del bosque (El jinete azul, 2010).
En su faceta como ensayista, el autor ha publicado los siguientes títulos: El pozo del alma (Anaya, 1995), la recopilación de artículos periodísticos El hilo azul (Aguilar, 2001), El libro de los encargos (Areté-Lumen, 2003), La calle del paraíso (El pasaje de las letras, 2006), también una recopilación de artículos periodísticos y Sesión continua (El pasaje de las letras, 2008)



1 comentario:

  1. Yo tampoco pude asistir. Tu has novelado muy bien el encuentro. No sé lo que opinaron el resto de compañeros, a mí no me gustó el libro porque pienso que la fantasía puede surgir en la literatura en muchos terrenos pero situarla en medio de la crueldad de una guerra civil y con ninfas que practican el canivalismo es como poco, de muy mal gusto. Una novela de aprendizaje o algo parecido que se deja leer, pero poco más. Por supuesto, es mi opinión. Enhorabuena Asunción por tu comentario al libro y al encuentro.
    Esperanza.

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