lunes, 22 de abril de 2024

Primer Día del Libro y ecos de la prensa

 Por Esperanza Liñán Gálvez

Según documentación histórica fidedigna el primer Día del libro se celebró en España el 7 de octubre de 1926, con la intención de fomentar la lectura y la enseñanza. La fecha se decidió por creer que coincidía con la del nacimiento de Cervantes. El precursor fue el editor, escritor y periodista valenciano, Vicente Clavel Andrés. Como gran admirador del Quijote y fundador de la editorial Cervantes, propuso la idea en la Cámara del Libro en Barcelona en 1923, que también fue aceptada por la Cámara del Libro de Madrid.

Un año antes de ser aprobado por el Gobierno, El Sol, uno de los mejores periódicos de España, guiado por la línea editorial de Ortega y Gasset, elogiaba la iniciativa, manifestando así el mayor atractivo del Día del Libro: La exhibición de los tesoros que guarda nuestra Biblioteca Nacional, y singularmente su patio central—que pocas personas conocen—, donde hay cerca de un millón de libros, y donde los que no abrieron jamás un libro suelen abrir la boca poseídos de asombro y espanto.

El 6 de febrero de 1926 la Gaceta de Madrid publicó el decreto del Gobierno instituyendo la fecha del 7 de octubre como primer Día del Libro. Se establecía que en las academias, universidades e institutos se celebraran sesiones solemnes dedicadas a divulgar el libro, así como en las escuelas militares y en la Armada. En los colegios, maestros y alumnos, debían dedicar una hora a la lectura de párrafos escogidos de clásicos españoles. Las bibliotecas oficiales y de centros educativos estaban obligadas a adquirir libros ese día y las diputaciones provinciales y ayuntamientos a destinar una cantidad a la compra y reparto de libros. Todos los años en esa fecha las diputaciones tenían que crear por lo menos una biblioteca popular en su territorio. Las Cámaras del Libro de Madrid y Barcelona debían instituir un premio para el mejor artículo periodístico que difundiera el amor al libro y recomendar a sus asociados que hicieran un descuento especial en la compra ese día, así como donar libros a hospitales, hospicios, colegios de huérfanos, centros de beneficencia y centros penales.

El mismo día de la celebración, El Imparcial, otro de los periódicos punteros de la época, en portada y en titulares, publicaba este artículo: La fiesta de hoy. El Día del Libro Español. Una iniciativa que puede ser en el porvenir un nuevo cauce para la difusión de la cultura. Su autor, Luis Álvarez Santullano, pedagogo y destacado miembro de la Institución Libre de Enseñanza, escribía: No es raro exigir a una nación de veinte millones de habitantes, entre los cuales sólo una mitad aproximada sabe leer y únicamente un cuarto o un tercio lee efectiva y cotidianamente, una producción editorial extraordinaria. Seguramente la Fiesta del libro puede contribuir a estimularla. También decía que lo que más le gustaba de ese decreto, era la obligación para los centros docentes y administraciones públicas de adquirir y repartir libros, así como de crear bibliotecas populares.

Se lee hoy poco porque no son todavía mayoría los españoles, así civiles como militares, laicos y clérigos, altos y bajos, que han adquirido desde la infancia la sana costumbre de la lectura; se lee poco también porque no abundan los libros al alcance de la mano, ni tampoco el dinero para adquirirlos en el modesto bolsillo del lector habitual.

La necesidad de elevar el nivel cultural era un sentimiento ampliamente compartido y así lo expresaban entonces distintos titulares de prensa:

En todos los centros universitarios y en todas las academias se expuso, por personas de competencia indiscutible, la importancia del libro y la necesidad de su propaganda. El libro leído y propagado es un negocio para todos, principalmente y casi únicamente para el que lo lee…Nos lamentamos con frecuencia de la falta de pan para los cuerpos y no se clama tanto por el pan para el entendimiento. Cuando este pan se haya hecho de uso ordinario para todos los españoles, podremos ver cómo ha subido el nivel cultural.

La celebración en Barcelona, donde surgió la iniciativa había triplicado el volumen de la producción editorial en los últimos cinco años. Los libreros de la capital estiman que se ha vendido en Barcelona un 40% más que días restantes, recaudando unas 15.000 pesetas. Comentaban los libreros que de cien compradores que entraban en los establecimientos, ochenta eran mujeres. Mujeres de clase media, sobre todo, eran las más asiduas a las librerías. Entre las obras más vendidas estaban las llamadas novelas blancas, es decir novelas románticas pero sin escenas de erotismo explícito, las de viajes y las de aventuras. El periódico publicaba también una lista de los autores más vendidos tanto españoles como extranjeros.

No había demasiadas fotografías de ese primer Día del Libro. La imagen más común, publicada en Nuevo Mundo y en Mundo Gráfico es el acto en la Real Academia de la Lengua, donde se ve a su director, Menéndez Pidal, con el ministro de Instrucción Pública y algunos académicos. En La Nación, un diario vespertino creado a instancias de Primo de Rivera para defender la dictadura, se inmortalizó con una foto de alumnos recibiendo libros en la Asociación de Escritores y Artistas con un texto bajo el título: El Día del Libro se ha conmemorado en toda España con extraordinaria brillantez.


La revista La Esfera, en su número del 9 de octubre publicó un reportaje de siete páginas encabezado por una fotografía de la Sala Cervantes de la Biblioteca Nacional y otra más pequeña de la pila en la que fue bautizado el escritor en la iglesia de Santa María la Mayor de Alcalá de Henares. Entre grabados con ilustraciones del Quijote y el supuesto retrato auténtico de Cervantes, se podía leer un texto de la charla del periodista con el director de la Biblioteca, Francisco Rodríguez Marín, sobre las 275 ediciones en castellano del Quijote que se guardaban en las vitrinas, los ejemplares raros y en otras lenguas, la caja de caudales donde se conservaba la edición prínceps y otras curiosidades cervantinas.

Poco a poco el Día del Libro fue afirmándose y se incorporaron novedades. En 1928 el Ayuntamiento de Madrid, seguido después por otras ciudades, permitió que los libreros pusieran puestos en la acera de sus establecimientos, lo que triplicó las ventas. También hubo premios municipales para los mejores escaparates.

En 1929 el Día se convirtió en Semana, con descuentos del 10% en la compra de libros desde al 7 al 12 de octubre. Los escaparates y puestos callejeros se adornaron con los retratos de los escritores. El periódico La Libertad, aludía al éxito de libros rusos. La Revolución Soviética y la vida en la nueva Rusia atraían entonces fuertemente a los españoles.

Con motivo de la Exposición Iberoamericana celebrada en Sevilla se organizó una exposición permanente de libros modernos hispanoamericanos en la Biblioteca Nacional. Hubo charlas con escritores en diversos centros, concursos literarios y lo último en tecnología: entrevistas durante la semana en la emisora Unión Radio con un autor cada día, entre ellos Ramón Gómez de la Serna y Enrique Jardiel Poncela.

En 1930 fue el último año en que el Día del Libro se celebró el 7 octubre. Por decisión gubernamental la fecha se cambió al 23 de abril al llegar al convencimiento de que no

era seguro el día del nacimiento de Cervantes, aunque sí lo era la fecha de su muerte. A este cambio también contribuyó la presión de la Cámara del Libro de Barcelona, que buscaba una fecha más comercial como la del 23 de abril, coincidiendo con la fiesta de Sant Jordi y el tradicional obsequio de flores. Fue un acierto porque se consolidó la costumbre de los hombres de regalar flores y las mujeres libros. En Barcelona los libros concentraban a una gran multitud alrededor de los puestos de venta en Las Ramblas, y las librerías estaban abiertas hasta las doce de la noche. El libro de mayor éxito ese año era uno del líder de la India, Mahatma Gandhi.

El 14 de abril de 1931 se proclamó la República en España, así que el Día del Libro, celebrado por primera vez el 23 de abril, solo unos días después del cambio de Régimen, pasó algo inadvertido. Los acontecimientos políticos ocupaban, casi en exclusiva, la preocupación de los españoles. Al año siguiente, 1932, en el que el debate político se centró en el Estatuto de Autonomía de Cataluña, el Día del Libro fue un gran día de fiesta en Barcelona. Ahora publicó un reportaje gráfico con el título: El Día del Libro y la Fiesta de San Jorge, con fotografías alusivas de los puestos de libros y los de flores.

El mejor año del Día del Libro en Madrid fue 1933. Por primera vez se celebró, en el paseo de Recoletos, la Feria del Libro del 23 al 30 de abril. Veinte stands de editoriales participaron con modernas casetas donde se exhibían las novedades con los autores firmando sus ejemplares. Se instalaron micrófonos y altavoces para que los discursos y charlas con los escritores pudieran ser oídos por el gentío que llenaba el paseo. El día 25, Ahora dedicó un reportaje gráfico a su inauguración, con el ministro de Instrucción Pública, Fernando de los Ríos, y el alcalde, Pedro Rico. El último día de la Feria su portada mostraba la visita de las dos principales autoridades españolas que asistieron, el presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora y el de Gobierno, Manuel Azaña.

En abril de 1936 se conmemoró el último Día del Libro antes de la Guerra Civil que puso un trágico paréntesis en la vida española. Un reportaje de la revista Crónica del 3 de mayo informaba que las Rimas de Bécquer había sido el libro más vendido de la Feria. Los libreros lo regalaban si la compra de libros superaba las 15 pesetas. El afán por hacerse con la obra del inmortal poeta disparó las ventas hasta un 100%. Como el preludio de esas ironías imprevisibles del destino, los versos de amor fueron los más leídos antes de la gran tragedia que marcaría para siempre la historia y los sueños de los españoles.

5 comentarios:

  1. Muy buenos, gracias Esperanza. Las mujeres son las más lectoras y se le regala una rosa. Para que no aprendamos mucho.

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    1. Gracias por leerlo y tus palabras. Afortunadamente somos más las mujeres lectoras desde hace mucho tiempo y va en aumento.

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  2. Buen artículo, bien documentado. Excelente labor de investigación. Y un arte especial por tu parte para ensamblarlo todo, y dejarnos este bonito regalo para el día del libro 👏🏼👏🏼

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    1. Felisa, el tema me interesó porque lo desconocía. Nada más que busqué la primera información, ya sabes lo que pasa, empiezas a tirar del ovillo y como lectora, aprendiza de escritora y amante de los libros, me pareció una buena idea compartir el resultado, después de escoger, pulir y algo de cosecha propia, con los compañeros de este estupendo Club de Lectura. Las fotos que Pepe ha colgado para adornarlo son magníficas. Gracias porque tu opinión me importa y mucho.

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  3. Enhorabuena por este artículo digno de cualquier periódico de tirada nacional. Gran trabajo de investigación y calidad.

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