lunes, 26 de abril de 2021

INTEMPERIE, de Jesús Carrasco

 Por Esperanza Liñán Gávez   

   Es una novela con una historia dura y conmovedora por el afán de supervivencia en un entorno agreste. La habitan unos personajes sin nombres propios: el niño, el padre, el pastor, el alguacil, el tullido o el colorao. Aunque el paisaje rural, seco y polvoriento, que nos sitúa en la geografía de una España central, es quizá el personaje más presente en su argumento. Una escapada a la intemperie, como su acertado título, es la que condiciona la trama. Tampoco se describe la época en que sucede, aunque por  los detalles descritos, parece situarse en los años cuarenta del siglo pasado.

    Empieza con un niño escondido, casi enterrado en medio de un encinar rodeado de la nada. Su angustia aumenta mientras se le entumecen los huesos. En principio no sabemos la causa de su huída, pero el alguacil y otros principales de su aldea lo buscan sin descanso. El gran interés en su hallazgo y el miedo terrible del niño a ser encontrado, nos indica que su partida no ha sido una ocurrencia infantil, sino que obedece a vivencias peores que al posible castigo si lo descubren.

   

    Cuando consigue salir del agujero se da cuenta de que sólo ha pensado en dejar atrás su vida y su familia. Apenas ha previsto las contingencias del agua y los alimentos, ni de cómo seguirá su camino. En ese trayecto aparece un pastor solitario y viejo. Un hombre cuyos huesos gastados luchan por mantenerlo en pie. Es parco en palabras y afectos. Sin hacer preguntas admite su compañía. Se convierte en la llave para el aprendizaje del niño en la subsistencia sobre esa tierra hostil: le enseña a pastorear las cabras de su rebaño, ayudado por su perro, a ordeñarlas, a buscar el tesoro del agua, los pastos, raíces y animalillos comestibles. Mientras, la persecución del alguacil es implacable y por ciertas palabras deslizadas sutilmente, descubrimos que esa búsqueda va más allá del interés por devolverlo a su familia. Y en las páginas siguientes, bajo un sol abrasador, la realidad más cruel sale a la luz.   


    Intemperie es una novela muy bien escrita, aunque sus asperezas no son fáciles de olvidar. El autor describe en profundidad la angustia del niño, que crece a cada paso en el camino inhóspito de su accidentada huída. Mantiene la tensión literaria de una historia grave y violenta, a veces evidente y otras veces soterrada, sin dar protagonismo al lugar ni al tiempo en que se desarrolla. Olores y horrores se mezclan con la tierra y el sudor, la escasez de agua, el paisaje desolador y el temor del chico a sentirse acorralado. A pesar de la dureza de esas vidas, de color gris terroso como el suelo que pisan, no abandonan sus firmes convicciones y dudas morales.