miércoles, 29 de enero de 2014
martes, 28 de enero de 2014
CRISTO ENTRÓ EN LA CUEVA BAL BIBLIO
Mensaje
Cristóbal Cuevas no conoció a Eduardo Dato
¿Dónde se está mejor que en el Carrefour?
¡En la biblioteca de Cristóbal Cuevas!
Donde todos los días hay vida
Delirante,
Sofocante.
¿Eduardo Dato?... ¿Sin número?
De alegría inyecta en vena
Tunante y adherida de gente corriente..
con blog... tertulia y aguardiente... pa rato.
Naimad Rosa
Retorno
Naimad no es rosa.
Es friend de Bob Marley
pero no sale en la foto de AC DC.
Los domingos por la tarde
hace gimnasia con su amiguita Cloé
moviendo los dedos de los pies.
Naimad es chiquitín
lunes, 27 de enero de 2014
NOVEDADES BIBLIOTECAS MUNICIPALES DE MÁLAGA Enero 2014
CLARA SÁNCHEZ
|
EL CIELO HA VUELTO
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PLANETA
|
A. GONZÁLEZ SINDE
|
EL BUEN HIJO
|
PLANETA
|
A.
PÉREZ REVERTE
|
EL FRANCOTIRADOR PACIENTE
|
ALFAGUARA
|
FEDERICO MOCCIA
|
ESE INSTANTE DE FELICIDAD
|
PLANETA
|
SARA LARK
|
LAS OLAS DEL DESTINO
|
EDICIONES B
|
VV. AA.
|
LAS 500 DUDAS MÁS FRECUENTES DEL ESPAÑOL
|
ESPASA
|
ROBERT
GALBRAITH
(J. K. ROWLING) |
EL CANTO DEL CUCO
|
ESPASA
|
TERESA VIEJO
|
QUE EL TIEMPO NOS ENCUENTRE
|
MARTINEZ ROCA
|
GERÓNIMO STILTON
|
OCTAVO VIAJE AL REINO DE LA FANTASÍA
|
DESTINO
|
ALICE MUNRO
|
DEMASIADA FELICIDAD
|
LUMEN
|
JESUS CARRASCO
|
INTEMPERIE
|
SEIX
BARRAL
|
TOM
WOLFE
|
BLOODY MIAMI
|
ANAGRAMA
|
MARTA RIVERA DE LA CRUZ
|
LA BODA DE KATE
|
PLANETA
|
martes, 21 de enero de 2014
Encuentro con Emilio Bueso en la biblioteca. “Esta noche arderá el cielo”

Saltándose muchos de los
cánones establecidos, y siempre de forma intencionada y calculada, busca a un
público atrevido, inconformista, que acepte sus originalidades y desvaríos
imprevistos, y que no le exija una exquisita pureza literaria. Lo que para
algunos puedes suponer una genialidad, para otros puede romper el hilo del
relato. Pero él tiene claro que no merece la pena escribir si no es
divirtiéndose con su propio estilo.
“Esta noche arderá el cielo” nos
traslada a un escenario muy evocador, el inhóspito bosque boreal canadiense, la
Taiga. Vastos territorios deshabitados atravesados
por una pista no
asfaltada de setecientos kilómetros, que cruza los impresionantes paisajes del
norte de la provincia de Quebec: la Trans-Taiga Road, una
carretera que, en realidad, no lleva a ninguna parte. Este decorado es uno de
los grandes atractivos del relato.
Otro de los ingredientes es el referente a los personajes,
también muy sugerentes. Por un lado el reencuentro de una singular pareja de
moteros que intenta reiniciar un romance bruscamente interrumpido hace una
década, y lo hace repitiendo una de sus largas aventuras de antaño sobre el
asfalto. Por otro lado, un padre y su hijo preadolescente, damnificados por un
núcleo familiar fraccionado, que buscan
reforzar su vínculo compartiendo una experiencia de observación astronómica
inolvidable. Y completa el elenco la población nativa, los indios cree, a los
que posiblemente no se les hace mucha justicia al interpretar el pernicioso
papel que se les asigna.

Y todo aliñado con una extensa labor de
documentación, geográfica y
astronómica, que le da profundidad al relato, y que contrasta con la hilaridad
que pudiera suponerse por el análisis anterior.
Los que no somos adictos a la
ciencia ficción hemos podido comprobar que tiene mucho de transgénero: utopía,
terror, aventura, ... Y en este caso western, ya que se nos ofrecen terrenos
colonizados, territorios sin ley, bandidos amenazantes, y aventureros mediocres que
terminan convirtiéndose en héroes.
Pepe de la Torre
lunes, 20 de enero de 2014
"La mala muerte", de Fernando Royuela
FERNANDO ROYUELA.
Quiero escribir esta reseña movido y motivado por esta novela de autor español que me ha gustado
tanto desde su punto literario como la historia en sí,
y por ello darla a conocer no sé si con mucha o poca
justificación.
La novela es el relato autobiográfico de Gregorio, un enano deforme y contrahecho, con una madre prostituta que no se ocupa mucho de él, pero que sabe lo que le espera en la vida, un hermano tarado mental, que muere pronto, y un pueblo en el que es tratado por todos como un ser repulsivo asqueroso y despreciable, objeto de burlas y befas, nunca como persona. Solo una vez y por otro marginado .Así fue su infancia y pubertad.
Su madre lo vende a un circo, donde por primera vez su deformidad no impide que sea mirado como una persona, y es defendido de una agresión por uno de sus compañeros, y cuidado con ternura por una mujer.

Acabado el circo, se viene a Madrid, es acogido y protegido por una especie de Minipodio moderno como mendigo, carterista y espía a favor de la policía franquista y movimientos falangistas que se daban en los últimos tiempos de Franco y la transición.
Destacaría especialmente está etapa por lo bien que la describe, sobre todo cuando lo hace sobre el partido comunista y sus miembros, el antiguo aparato y los nuevos que despuntaban.
Es curioso cómo se hace rico, aunque la riqueza sólo le vale para que su estima social suba y ya no sea mirado como un ser despreciable, sino considerado socialmente como un personaje digno de estima.
Casi todos los personajes que aparecen tienen un fin digno de su vida, como si hubiera un destino del que no se puede uno escabullir, tesis que defiende el personaje, y de aquí la mala muerte para casi todos, aunque afirma que nunca se lo deseó a ninguno. Son muy interesantes sus reflexiones y su visión de la vida.
Y por último, el final es algo sorprendente al descubrir quién es el interlocutor a quién él le cuenta su vida y dará fin a la misma.
Por todo ello recomiendo esta novela, soy consciente que no he sido capaz de reflejar con toda su fuerza, la realidad y crudeza con que describe el comportamiento que dice humano, precisamente por su deshumanidad.
Mariano Calderón. Enero 2014.
martes, 14 de enero de 2014
EL GRAN CARNAVAL.
Contemplar hoy día una película como El gran carnaval y comprobar que sigue manteniendo la misma fuerza que cuando fue concebida resulta asombroso. Y no solo eso. Su mensaje está más vigente que nunca en esta era de la difusión viral de noticias banales, de acceso a grandes cantidades de información y a la vez a enormes cantidades de manipulación. El periodista Charles Tatum, grandiosamente interpretado por Kirk Douglas es un ejemplo claro de hombre ambicioso y hecho a sí mismo que pueblan la mitología estadounidense, alguien nacido para triunfar, aunque tenga que destrozar la vida de algunos de sus semejantes en su camino. Para él la profesión periodística no es informar al público de la verdad, sino tomar un suceso, exagerarlo hasta extremos inconcebibles y conspirar para que la noticia se alargue, intoxicando con su veneno a todos los que están alrededor de la misma.
Su presentación es antológica: llega a la redacción del periódico local de Albuquerque arrasando con su personalidad (atención a su forma de encender una cerilla) y consigue en pocos meses el puesto de redactor jefe. Pero se aburre. Tatum anhela que se produzca alguna catástrofe o algún crimen en la tranquila ciudad y ve su oportunidad en el accidente de un saqueador de antigüedades indias, que ha quedado atrapado en una mina. En vez de instar su rápido rescate, el periodista convence al sheriff para alargar el asunto y así hacer subir su popularidad. De esto último se encargará él, escribiendo unas crónicas épicas que empezarán a atraer a numeroso público, hasta hacer de este suceso anodino la noticia más importante del momento (hoy se diría trending topic). Hay que decir que este argumento se basa en un hecho real: en el año 1925 Floyd Collins, un guía turístico de Kentucky quedó atrapado en una gruta por una avalancha de rocas y el periodista William Burke - que acabó ganando el premio Pulitzer por aquello - lideró a los equipos de rescate durante dieciocho días, aunque parece ser que no manipuló a nadie para que la operación de salvamento se alargara.
De la intensidad del trabajo de Kirk Douglas (patente para cualquiera que vea la película), nos habla él mismo a través de su autobiografía, El hijo del trapero:
"En mi opinión, mi personaje de Ace in the hole era excesivamente brutal.
- Billy, ¿no te parece que debería hacerlo un poco más blando, algo más simpático, para volverlo comprensivo al público?
- Interprétalo con la mayor brutalidad posible. Desde el principio.
Le hice caso. En Ace in the hole hay una escena en la que cojo la pequeña estola de piel de Jan Sterling y se la retuerzo alrededor del cuello, indignado por lo mal que está tratando a su marido. En realidad, estoy furioso conmigo mismo porque yo lo trato peor, manteniéndolo en el fondo de un pozo sólo para conseguir un artículo. Antes de filmar la escena le dije:
- Jan, si aprieto demasiado, dímelo.
La estrangulaba mientras decía mi parlamento. De pronto la miré: estaba azul. Solté la estola. Jan cayó al suelo. La levanté, le di unas bofetadas, le alcancé agua.
- ¿Te sientes mal, Jan? - ella jadeaba -. Cielos, si estaba apretando demasiado, ¿por qué no me lo dijiste?
- No podía - refunfuñó - Me estabas asfixiando."
El gran carnaval fue un fracaso comercial en Estados Unidos, auspiciado por las críticas negativas, que veían en la película un insulto al pueblo american, respecto al cual consideraban que no podía ser objeto de tan burda manipulación. El tiempo ha dado la razón ampliamente a Billy Wilder. La gente común se traga lo que le echen, si está bien cocinado, aunque su sabor sea nauseabundo: guerras prefabricadas, idioteces de famosos o hechos tan banales como lo de la restauradora del Ecce Homo de Borja, que se convirtió por unas semanas en prácticamente la noticia del siglo, atrayendo al pequeño pueblo a numerosos visitantes, en una secuencia de hechos parecida a la que cuenta esta película, aunque, afortunadamente, sin consecuencias tan dramáticas. El propio Wilder, en sus memorias, Nadie es perfecto, escritas en colaboración con Helmuth Karasek, nos ofrece las claves de su obra:
"Es una película sobre el periodismo sensacionalista, seguro. Pero en mayor proporción todavía, es una película sobre el público que hace posible el periodismo sensacionalista. (...)
El gran carnaval (según Film noir de Alan Silver y Elisabeth Ward, "una de las películas más cruelmente cínicas que Hollywood ha producido jamás") es una obra en la que nada es como parece: el afán de ayudar resulta ser un egoísmo asesino; el interés, afán de sensación; la desconsideración periodística y la franqueza, manipulación. Todo lo que se manifiesta exteriormente va encaminado a ocultar lo que la gente quiere en realidad, ya se trate de políticos que aparentan prudencia y decisión, o de mujeres que tienen que fingir tristeza. Cuando el periodista se muestra finalmente tal y como es, la gente tiene todavía menos interés en saberlo: porque temen encontrarse también ellos desnudos y desprotegidos."
Su presentación es antológica: llega a la redacción del periódico local de Albuquerque arrasando con su personalidad (atención a su forma de encender una cerilla) y consigue en pocos meses el puesto de redactor jefe. Pero se aburre. Tatum anhela que se produzca alguna catástrofe o algún crimen en la tranquila ciudad y ve su oportunidad en el accidente de un saqueador de antigüedades indias, que ha quedado atrapado en una mina. En vez de instar su rápido rescate, el periodista convence al sheriff para alargar el asunto y así hacer subir su popularidad. De esto último se encargará él, escribiendo unas crónicas épicas que empezarán a atraer a numeroso público, hasta hacer de este suceso anodino la noticia más importante del momento (hoy se diría trending topic). Hay que decir que este argumento se basa en un hecho real: en el año 1925 Floyd Collins, un guía turístico de Kentucky quedó atrapado en una gruta por una avalancha de rocas y el periodista William Burke - que acabó ganando el premio Pulitzer por aquello - lideró a los equipos de rescate durante dieciocho días, aunque parece ser que no manipuló a nadie para que la operación de salvamento se alargara.
De la intensidad del trabajo de Kirk Douglas (patente para cualquiera que vea la película), nos habla él mismo a través de su autobiografía, El hijo del trapero:
"En mi opinión, mi personaje de Ace in the hole era excesivamente brutal.
- Billy, ¿no te parece que debería hacerlo un poco más blando, algo más simpático, para volverlo comprensivo al público?
- Interprétalo con la mayor brutalidad posible. Desde el principio.
Le hice caso. En Ace in the hole hay una escena en la que cojo la pequeña estola de piel de Jan Sterling y se la retuerzo alrededor del cuello, indignado por lo mal que está tratando a su marido. En realidad, estoy furioso conmigo mismo porque yo lo trato peor, manteniéndolo en el fondo de un pozo sólo para conseguir un artículo. Antes de filmar la escena le dije:
- Jan, si aprieto demasiado, dímelo.
La estrangulaba mientras decía mi parlamento. De pronto la miré: estaba azul. Solté la estola. Jan cayó al suelo. La levanté, le di unas bofetadas, le alcancé agua.
- ¿Te sientes mal, Jan? - ella jadeaba -. Cielos, si estaba apretando demasiado, ¿por qué no me lo dijiste?
- No podía - refunfuñó - Me estabas asfixiando."
El gran carnaval fue un fracaso comercial en Estados Unidos, auspiciado por las críticas negativas, que veían en la película un insulto al pueblo american, respecto al cual consideraban que no podía ser objeto de tan burda manipulación. El tiempo ha dado la razón ampliamente a Billy Wilder. La gente común se traga lo que le echen, si está bien cocinado, aunque su sabor sea nauseabundo: guerras prefabricadas, idioteces de famosos o hechos tan banales como lo de la restauradora del Ecce Homo de Borja, que se convirtió por unas semanas en prácticamente la noticia del siglo, atrayendo al pequeño pueblo a numerosos visitantes, en una secuencia de hechos parecida a la que cuenta esta película, aunque, afortunadamente, sin consecuencias tan dramáticas. El propio Wilder, en sus memorias, Nadie es perfecto, escritas en colaboración con Helmuth Karasek, nos ofrece las claves de su obra:
"Es una película sobre el periodismo sensacionalista, seguro. Pero en mayor proporción todavía, es una película sobre el público que hace posible el periodismo sensacionalista. (...)
El gran carnaval (según Film noir de Alan Silver y Elisabeth Ward, "una de las películas más cruelmente cínicas que Hollywood ha producido jamás") es una obra en la que nada es como parece: el afán de ayudar resulta ser un egoísmo asesino; el interés, afán de sensación; la desconsideración periodística y la franqueza, manipulación. Todo lo que se manifiesta exteriormente va encaminado a ocultar lo que la gente quiere en realidad, ya se trate de políticos que aparentan prudencia y decisión, o de mujeres que tienen que fingir tristeza. Cuando el periodista se muestra finalmente tal y como es, la gente tiene todavía menos interés en saberlo: porque temen encontrarse también ellos desnudos y desprotegidos."
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