Mi primera vez
El pasado 13 de diciembre fue mi primera vez, mi primera vez que conozco al autor de un libro y hablamos de él.
Es extraño, cuando lees dejas volar la imaginación, imaginas a los personajes y lugares descritos. El poder compartir lo que transmite lo escrito a la imaginación con su creador ha sido “especial”, por no decir “bonito”.
Guillermo Busutil fue generoso en sus explicaciones, compartiendo anécdotas de su infancia que se reflejan en algunos de estos relatos, confesables dos, “La siesta de Odiseo" y “Estrella sin ley” donde como “pistolero” se venga de los malos de la clase con palabras como balas.
Fue exponiendo lo que quería transmitir con su obra y consiguiéndo, según comentaron también los demás lectores, su objetivo. Sacar la lágrima en el relato de la Señorita Margot, la esperanza en “Un hombre llamado Proust”, la sonrisa en la “La siesta de Odisea”, trasladarnos a nuestra infancia en “Un estrella sin ley”, con la doble sesión de los cines de los sábados por la mañana, las novelas de pistoleros que vendían por quince pesetas y que su padre destruyó, salvando su madre tres ejemplares que le devolvió ya de adulto. Y así con los trece cuentos de final feliz colándose como un gato en cada uno de ellos.
Nos adelantó su obra futura y, como la esperanza se debilita ante la realidad, dejando aparcado el HAPPY END para otras ocasiones. Y como Luis Voltaire, pero sin TAROT, predice como única salida a la crisis mundial la redención popular.
Agradezco a través de este escrito su tiempo compartido y la labor de las bibliotecas, que sigan por este camino. OLGA GARCÍA CASAÑO