miércoles, 24 de mayo de 2017

Critíca de cine: LAS UVAS DE LA IRA, de John Ford

Estoy muy contento porque la de hoy ha sido la reunión más completa  que hemos tenido, por la participación de todos en el coloquio de manera tan espontánea e enriquecedora.
Lo primero que nos ha salido a todos de manera espontánea es la comparación entre la novela y la película. Hemos visto las grandes diferencias no solo entre los relatos contados sino también en los personajes. La mayoría de ellos,  aunque aparecen, no tiene papel relevante salvo algún secundario. Entre los principales, el galardonado con un Óscar  Henry Fonda hace un brillante papel, pero a todos nos parece que con menos fuerza que el de la novela. Algo parecido podemos opinar sobre el papel de la madre.
La película, aunque larga, tiene un gran ritmo y se nos hace corta;  la misma manera de rodar en continuo movimiento ayuda a ello. Son prácticamente dos personajes los que llevan la película, muy diferente del caso de la novela que es más coral y donde todos tienen su momento.
También el libro da más lugar a reflexiones del autor en torno al drama central del relato, que en la película tiene quizás solo tres escenas de exposición: El pastor en su reflexión poco antes de su muerte, John el joven protagonista al despedirse de su madre, y la  madre en la última escena en el camión, al reanudar la marcha después de abandonar el campamento. Esta última reflexión también está más destacada en la novela de manera más completa pero no coincide en el momento en que la sitúa la película.
El desarrollo del coloquio fue un continuo extraer diferencias, acentuado algún detalle o escena, trasladando situaciones al momento actual y viendo lo poco que ha cambiado la historia y cómo seguimos sin saber solucionar viejos problemas.  La única coincidencia positiva es que tanto entonces como ahora, para enfrentarse a toda crisis uno de los grandes cimientos es la familia.
    Lo que me gustaría reseñar como final, es que consideremos cómo el mismo tema se puede tratar en los dos formatos de literatura y cine, y de las dos maneras se llega la corazón humano, y eso es lo importante. Y el arte si está bien hecho llega a emocionar, sea cine o literatura, si quienes lo hacen son maestros, y aquí se ha dado el caso. Por eso no desmerece ninguno sino que se tiene que valorar el éxito de la utilización de las herramientas que cada una posee.
                 Sigamos animados con el cine.

                                                                        Mariano Calderón Domínguez

No hay comentarios:

Publicar un comentario