miércoles, 10 de mayo de 2017

LA TERNURA DE LO LOBOS DE STEF PENNEY

Sé que es un poco atrasado, pero como no me gusta dejar sin comentario a ninguna de las obras leídas en el club –por lo menos aquellas que he moderado yo- cuelgo hoy el comentario a dos obras: las leídas y comentadas en marzo y abril respectivamente.

“Entretenida”. Ese fue el comentario de la mayoría de quienes asistieron a esta reunión.
En la primera parte de la novela, la mejor, la autora pone en marcha diferentes mecanismos de acción en torno a un crimen. La acción se sitúa en los grandes espacios naturales de Canadá, en el siglo XIX, cuando las grandes compañías peleteras financian la caza por las pieles sin ningún tipo de mesura y, además, son las encargadas de hacer cumplir la “ley”.
Uno de éstos cazadores es encontrado muerto en su cabaña. Al mismo tiempo desaparece un joven que lo visitaba con frecuencia.
Ante este hecho la novelista pone en marcha una serie de personajes: gente de la compañía peletera, la madre del muchacho desaparecido, y otros; evidentemente, como se demuestra después, demasiados personajes.
En la primera parte la autora aprovecha muchos de los mitos clásicos de la literatura: El bosque como lugar siniestro y peligroso y por eso, tal vez, atrayente.
El lobo, animal de fábula presentado siempre como uno de los grandes peligros que asechan en el bosque, redimido, aquí, más tarde.
La novelista se inclina por el lado de inquietar al lector reutilizando los viejos mitos de la literatura universal más o menos actualizados – recuérdese que aunque ambientada en torno a 1860 está escrita en nuestros días -en vez de contemplar  a sus personajes como seres más o menos desvalidos ante tanto poder; personas que, como reprodujo el grande de aquella época, Jack London, sacan fuerzas de flaqueza para enfrentarse a la naturaleza  y, dentro de esta adversidad natural, afrontarse a sí mismos y a los demás. 
Hay que reconocerle a la autora que, aunque no adopta por este punto de vista narrativo, si logra transmitir las sensaciones humanas frente al poderío de la naturaleza (quizás, a mi juicio, lo mejor de la novela).
En la segunda parte de la obra todo se precipita. La narradora tiene puestos en marcha demasiados personajes. La acción ya ronda el final y al lector todavía no se le ha aclarado qué pinta más de uno en la trama. A  algunos de estos personajes los conduce la narradora hacia una solución poco convincente; y a otros, simplemente los abandona. El personaje que, creo, aguanta mejor el tipo es el contable de la compañía.
Teniendo en cuenta que es una novela de acción –más o menos policial- y de personajes que interactúan –nada de novela coral- este trato, o falta de él, a los personajes no ha gustado a casi ninguno de los asistentes a la reunión.
Mención aparte merece el uso que la  autora hace  de los prejuicios que imperaban en la época, y que por desgracia no han desaparecido del todo en nuestros días: escándalo ante la homosexualidad; especialmente, como ocurre en la novela, cuando es entre un hombre maduro y un chico joven. También la enfermedad mental y su rechazo social, además del uso de la misma como arma para apartar de la sociedad a personas “inconvenientes” para gente poderosa.
La solución final, mucho más que de novela negra como se podría pensar cuando se comienza a leer, es de western, con personaje duro, solitario, irreductible y sentimental, en el fondo, incluido.


En definitiva un buen producto de entretenimiento si esa es la aspiración de quien lee.

                              Francisco Torres Domínguez

No hay comentarios:

Publicar un comentario