CICLO LITERATURA Y CINE: EL CLUB DE LOS POETAS MUERTOS

Después de treinta años, aún hoy sigue suscitando debates polarizados. Hubo dudas sobre si dedicar la sesión de Cine y Literatura en la Biblioteca a “EL CLUB DE LOS POETAS MUERTOS”, pues no responde literalmente al título de ciclo, ya que no hay detrás una obra literaria, sino que es guión original. Pero no es la primera ocasión que esto ocurre en este ciclo, y finalmente se aceptó la propuesta sabiendo el interés que manifestó alguno de los participantes habituales.

Es una película con una aceptación aplaudida tanto como rechazada, aunque los que lo hacen a favor generalmente se expresan de forma desmesurada. Sobretodo se pueden encontrar múltiples casos de adoración entre aquellos que en los años 80 eran adolescentes y que aún hoy siguen creyendo en la huella que les quedó marcada.

El secreto en definitiva puede ser el mismo al que  se ha recurrido en tantas ocasiones: la división entre buenos y malos, entre represores y liberadores, entre tradición y progreso,... y sin posturas intermedias. Algo muy efectista en las películas, pero muy poco real. 

Dentro de esta irrealidad, se puso de manifiesto la facilidad con que pueden inventar situaciones dramáticas innecesarias: por ejemplo, la de ese padre intransigente hasta el punto de rechazar que el hijo, “de los mejores estudiantes que han pasado por el escuela” según palabras del director, no solo no se dedicara a desarrollar en exclusiva una carrera teatral, sino que ni siquiera compaginara ambas actividades, aún con la experiencia de que ello no perjudicaba a su rendimiento. Como reacción, el chico va y se suicida.

Otra crítica fácil podría centrarse en la exclusividad del sexo masculino de los miembros del club, y el rol de las mujeres que aparecen en la película: chicas “juguetonas”, madres sumisas... No olvidemos a este respecto que la película tiene ya treinta años, y que además está ambientado en los años 50 del siglo pasado.

Y como resumen, hay que resaltar que, como todo debate sobre enseñanza y aprendizaje, participamos en una velada intensa, aunque fuera a raíz de una simple película.  

                                                Pepe de la Torre