El viernes fue un día muy especial en la biblioteca Cristóbal Cuevas. Por una parte, se inauguró la exposición de Miriam Roig, una joven artista con una obra sencillamente fascinante. Los dibujos de Miriam parten de situaciones reales, de conflictos sociales que estamos viviendo todos los días, pero a partir de ahí lo que impera es una fantasía tan perturbadora como sugestiva para el observador. De hecho, recién leídos los microrrelatos de Muñoz Rengel, los dibujos parecían estar elegidos precisamente para ilustrar la jornada en la que íbamos a celebrar el encuentro con el exitoso autor malagueño. Una de las características más insólitas de estos trabajos es la técnica de su realización: un simple bolígrafo utilizado con mano maestra y trazo firme para crear desde un papel en blanco estas pequeñas obras de arte que gozan de un privilegiado centro de exposiciones entre las estanterías de la biblioteca.
Si abrir las páginas de un libro significa de ordinario embarcarse en un viaje hacia lo desconocido, sentarse a leer El libro de los pequeños milagros implica estar dispuesto a realizar múltiples viajes de ida y vuelta, a cual más insólito. Los relatos de Muñoz Rengel son pequeñas píldoras que contienen mucho más de lo que parece a primera vista. En ellos se juega con el tiempo, con el espacio, con el tamaño de las cosas y con distintos niveles de inteligencia y comprensión. A modo de ejemplo pongo uno de mis favoritos:
"En la casa de muñecas de su casa de muñecas se oyó un sonido agudo. Se acercó todo lo que pudo a la habitación en miniatura, y pudo distinguir que de la casita de su casita salía una vocecilla casi imperceptible, que gritaba:
- ¡Aaaaah! ¡Algo se ha movido ahí dentro!
Fue entonces cuando sintió una sombra en su propia ventana y vio la gigantesca yema de un dedo frotando los cristales."
La literatura de Muñoz Rengel bebe de múltiples fuentes. Estuvimos media tarde tratando de enumerarlas, pero intuyo que nos quedamos muy cortos. Quizá una de las más importantes sea una referencia un tanto extraña para la literatura, pero que resulta muy hermosa a la luz de los últimos descubrimientos científicos, esos que investigan los especialistas en astrofísica como Michiu Kaku y que nos hablan de universos paralelos y realidades infinitas, como si de una novela de ciencia ficción se tratara. Philip K. Dick, Stephen Hawking o Scott Fitzgerald entre muchos otros se dan cita entre estas páginas realmente mágicas, que constituyen una lectura inolvidable, de esas que hacen verosímil lo inversosímil.
También hubo un pequeño espacio para hablar de la vertiente periodística del autor malagueño y en concreto de un artículo suyo que publicó El País hace pocas semanas y que hablaba de un tema fascinante, la literatura distópica del siglo XX. Pongo aquí el enlace. Que lo disfruten:
http://elpais.com/elpais/2013/11/07/opinion/1383853908_900723.html
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