JAVIER
MARÍAS
[Atención. Este artículo contiene spoiler o destripe de
la trama. Prescinda de leer los párrafos del argumento si piensa leer la novela]
Con motivo de este libro hemos tenido la última reunión
antes de empezar la diáspora del verano.
El libro y el autor venían precedidos de fama, por las
críticas que de manera casi unánime habían recibido tanto en autor como al
novela, y no sólo aquí en España sino también en el extranjero, y todas
halagadoras.
Cuando cada uno de los participantes comenzó a manifestar su opinión sobre la novela y el
autor, las críticas comenzaron a aparecer, y de manera casi unánime todos
coincidimos que la novela en sí había resultado bastante pasada, el autor se
había manifestado de una manera aburrida, y para algunos hasta pedante, sus
expresiones eruditas en algunos casos se
volvían enervantes y reiterativas. Llama la atención esos guiños que parece
hacer a su mundillo de escritores metiendo cosas del mismo que tampoco parece
que vinieran muy a cuento si no se está
metido en su mundo. Así como cierta pedantería en sus citas tanto en inglés
como francés
Se le criticaba al autor que sus personajes no se
distinguían mucho de su creador, eran bastante artificiales por lo que daban la
impresión que eran meros portadores de
la ideología del autor que ponían en sus bocas sus reflexiones y poco más.
Escrito esto pienso que es pertinente resumir la novela. Arranca la misma cuando la narradora se fija todos los
días a la hora de desayunar en un bar,
en un matrimonio que la llama la atención por la armonía, que se ve entre ellos la complicidad y el
enamoramiento a pesar de los años transcurridos y los hijos, desprenden amor y felicidad y esto a
ella le conmueve. Pasado un poco de
tiempo deja de verlos y ella lo achaca a diversas circunstancias hasta que se
entera que él ha sido víctima de un loco que se lo quita de en medio el día de
su cumpleaños.
A partir de aquí la narradora empieza a reflexionar sobre la
vida, lo inseguro que estamos en ella, cómo
podemos desaparecer en cualquier momento y este no tiene por qué ser más o menos inoportuno. Comienza también aquí
a pensar sobre los muertos, lo que estos condicionan la vida de los vivos y cómo deben de ir dejando su
hueco para que la vida continúe. Llega a conocer a la viuda, y también al amigo
de la familia que se ocupa de ella y los niños, y con la que ella tendrá su
enamoramiento. Un enamoramiento muy peculiar porque quedan en verse de manera
esporádica y casi más para el sexo que otra cosa, porque él, de la que
está enamorado es de la viuda y ella es
solo un escape. Ella consiente en ello, porque se siente atraída por su físico
y la remota esperanza que un día desista de su amor.
De manera indiscreta descubre que la muerte del amigo de su amante fue algo premeditado, con
ello le coge cierto temor pero la curiosidad
le lleva a indagar más. Él se justifica diciéndole que la muerte fue cumpliendo en deseo de su amigo enfermo, y
ella aunque no se lo cree porque no es creíble, deja las cosas como están, no se quiere complicar la vida. Hay muchos
crímenes en el mundo sin resolver y uno más no importa. Además que ya no
resolvería nada aparte de estropearle y amargarle la vida a la viuda de nuevo
feliz.
Aquí volvimos al debate analizando la personalidad de la
narradora en la que coincidimos que era una mujer fría sin grandes alicientes, muy
pasiva y conformista en su relación amorosa que si era enamoramiento, este se
confundiría más con un atractivo sexual que con la pasión, se la tachó por
parte de algunos de misógina. A su
compañero se le adjetivó de criminal y además cobarde. Sus relaciones
con ella no eran más que las de un descarado y aprovechado que
tomaba lo que se le ofrecía pero sin ningún compromiso por su parte.
Después la reunión discurrió por otros derroteros pero ya no ligados a la novela, que en sí no daba para mucho más, había resultado bastante
decepcionante para la mayoría.
¡¡Que la vacaciones sean provechosas en buenas lecturas ¡¡.
Mariano Calderón.
lamento no haber estado. Había varias personas, de las que nos acompañan habitualmente en el club, que tenían mucho interés en leer a J. Marías. Me hubiese gustado contrastar su opinión En fin...¡ felices vacaciones y acordaos de los que seguimos currando en verano! Namaste.
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