Es posible vivir en un país donde militares vestidos de civiles irrumpan impunemente en su hogar y se lleven a su hija. Es posible que la policía archive la correspondiente denuncia y le mire mal cuando vuelve usted a la Comisaría por enésima vez para ver si hay noticias de la desaparecida. Y es posible también que los curas en los confesionarios colaboren con el régimen criminal e intenten obtener información de los familiares de los detenidos a través del sacramento de la confesión. Esto es Argentina en los años setenta. Pero también podría ser Chile y otros lugares. Demasiados.
En Argentina la represión contra los llamados subversivos fue brutal. El ejército, a través de cuerpos especiales, se dedicaba a asaltar las viviendas de quienes consideraban enemigos, practicando la tortura con éstos con el fin de conseguir nuevas presas que permitieran limpiar el país, en una búsqueda de pureza ideológica demencial. Quienes lo hacían se sabían impunes. Tuvieron que pasar muchos años hasta que pudo juzgarse a algunos responsables, pero jamás se podrá hacer suficiente justicia a los miles de muertos y desaparecidos.
En realidad Garage Olimpo nos aproxima al horror a través de una historia íntima, la historia de María, una jovencísima militante clandestina de izquierdas que es detenida y torturada en uno de los centros clandestinos más trístemente famosos: el garage Olimpo, situado en pleno Buenos Aires. Allí se encontrará con que uno de sus verdugos es Félix, un huésped de su propia casa con el que llevaba algún tiempo flirteando. Pronto se dará cuenta de que su única esperanza de escapar es enamorar a Félix. Éste accederá a mantener una relación con ella, pero de un modo enfermizo, asumiendo los roles de cada uno en un juego de poderes con un absoluto aprovechamiento de la situacion por parte de él, procurando no enamorarse de la enemiga hasta el punto de traicionar a sus superiores.
En ciertos aspectos la película de Bechis tiene vocación documental. La forma de mostrar la vida cotidiana en el centro de torturas es cruda y absolutamente creíble: la suciedad de las celdas, la desesperación de quienes saben que no saldrán de allí con vida y la banalidad de los torturadores, que fichan todos los días como los funcionarios que acuden a una oficina. Todo tan sórdido como monótono para quienes están insensibilizados al dolor ajeno. El espectador no puede sino quedar afectado en lo más íntimo ante este retrato de las entrañas de la dictadura argentina, que se ensaña con una pobre muchacha, símbolo del sufrimiento de tantos desaparecidos y sus familias. Aunque Bechis no obvia escenas de lo más desagradable, no llega hasta el punto de añadir tomas explícitas de las torturas. Ya bastante horror es asistir a su preparación, escuchar los gritos y ser testigo de las consecuencias.
Si algo queda claro en Garage Olimpo es que durante la dictadura, la impunidad del Estado contra los derechos humanos era un hecho tan corriente que las torturas podían practicarse en un edificio céntrico, sin que los ciudadanos que paseaban por esa misma acera se percataran de nada o, más bien, no quisieran percatarse. El silencio de un país entero era tan estridente como los gritos de la joven inocente sacrificada a la satisfacción sádica disfrazada de deber. El Oceáno fue la gran tumba final de miles de seres anónimos. Estremece pensar que algo así pueda volver a suceder, que esté sucediendo ahora mismo en alguna parte.
No es un relato sobre un guión lineal, no utiliza un discurso panfletario, y tampoco se recrea en las imágenes de violencia y tortura. Con acertados recursos cinematográficos, el director Marco Bechis , que sobrevivió a una experiencia similar, no quiere olvidar.
ResponderEliminarYo no conocía esta peli hasta que la asociación me dio la oportunidad de verla. Hay otras sobre los terribles sucesos de la represión en Argentina, pero esta me pareció la mejor.
ResponderEliminarHay que mencionar que en lo referente a los sucesos políticos violentos del periodo 1974-1982 en Argentina la historia es muy compleja y bastante parecida a la de una guerra civil. La mayor parte de la información que tenemos sobre estos sucesos hace referencia a la monstruosa represión que acabó con la vida de entre 15.000 y 30.000 personas. Sin embargo, mucha de esta información está en buena parte sesgada, lo que nos plantea un problema ¿queremos conocer la realidad de los hechos que han llevado a la ejecución de crímenes espantosos, o conocer la realidad con exactitud haría menos hiriente el efecto de conocer tales crímenes?
Normalmente, concierne al abogado del criminal poner el conjunto de los hechos a la vista para disminuir la responsabilidad de su defendido.
¿Es Obama un torturador sin escrúpulos porque mantiene la prisión ilegal de Guantánamo?