Guantanamera (1995)
Dtor: Tomás G. Alea y Juan C. Tabio
Por Mariano Calderón Domínguez
A pesar del frío disuasorio, el grupo amantes del cine nos reunimos para hablar sobre esta película, para la mayoría desconocida hasta ahora, y para los que la habíamos visto hacía tanto tiempo nos resultó casi como de estreno.
Dtor: Tomás G. Alea y Juan C. Tabio
Por Mariano Calderón Domínguez
A pesar del frío disuasorio, el grupo amantes del cine nos reunimos para hablar sobre esta película, para la mayoría desconocida hasta ahora, y para los que la habíamos visto hacía tanto tiempo nos resultó casi como de estreno.
Es una película sencilla sin muchas pretensiones pero creo que
cumple. Arranca mostrándonos una perspectiva de la ciudad cubana de Guantánamo, una ciudad con muchos edificios destruidos, otros muy
decadentes y todos con el aspecto de necesitar grandes reformas. Era la Cuba de 1995, en el llamado "Periodo Especial" tras la crisis de la Unión Soviética.
Uno de los
personajes hace ver esa decadencia y ahora, aunque lo intenta, el tiempo ha
pasado y ya no quedan muchas posibilidades.
Por otro lado está un grupo de funcionarios fúnebres que intentan
abaratar costes en los traslados fúnebres entre ciudades con una idea la mar de ingeniosa, donde
lo que importan son las estadísticas y la apariencia aunque luego resulte lo
contrario.
Cuando esta idea se pone en práctica por un lado se verá lo absurdo de
la misma, y por otro nos irá mostrando las carencias básicas del pueblo cubano
con su manera de buscarse la supervivencia con el estraperlo, como algo ancestral, y esto ante los ojos del funcionario que lo consiente, así como los restaurantes
clandestinos, en contraposición a lo que ofrece el estado: bares solo con café o
té, nunca juntos, y con ron, y cuando hay algo siempre hay algunos pícaros que
quieren aprovecharse a costa de los legales.
Por otro lado está Mariano y su
camión, con su divertida vida de casanova por un lado, y
por otra los trapicheos clandestinos y el modo en que está organizado el
trasporte público a base de aprovechar todo lo que rueda.
Aunque hay una historia de amor que suaviza, lo que queda patente es el
gran fracaso del comunismo científico, como alguno lo llama.
Sólo hay una solución que la película ofrece por medio de una leyenda (La Leyenda de Iku) que narra que un gran diluvio lo sumergió todo; sólo se salvaron los niños y
jóvenes que iniciaron algo nuevo. En la hora del entierro ante el funcionario subido
al estrado ocurre otra vez; todo debe desaparecer, y sólo renacerá en algo nuevo el
amor.
La vida es tozuda y supera la ficción: la muerte y el entierro de Fidel es
un paralelismo, y su viaje a través de la isla con avería en el furgón fúnebre
incluida .
La revolución ha fracasado, para salir del pozo deben enterrar al muerto y hasta que no venga una nueva "inundación" no cambiará nada.
La película el debate que originó merecen un aplauso, aunque a nadie se nos
escapó su trasfondo ácido y agridulce.
Mi propio nombre y su presencia en la película creo que también contribuyó de
forma indirecta al divertimento en la misma.
Mariano Mariano ja ja ja...
MARIANO
CALDERÓN DOMÍNGUEZ
Una estupenda manera de pasar una cruda tarde de invierno.
ResponderEliminarGracias Mariano.