El informe de Brodeck, de Philippe Claudel. Aportación de Juana Morante Cayuela

Cómo  iban a perdonarle al Anderer que les pusiera delante un espejo (sus dibujos) y se vieran por completo, iluminados por la claridad implacable de su mirada, que ponía  al descubierto todas las  cosas malolientes que habían  relegado a las sombras de su conciencia y que apestaban  como  una cloaca? El Anderer, con sus dibujos les obligó  a enfrentarse a esas sombras. Un regalo envenenado, obligarles a enfrentarse a su propia conciencia culpable.

Se vengaron. Luego buscaron a alguien (Brodeck) que les diera una razón  para perdonarse a sí  mismos.   Y Brodeck no pudo darles la absolución  que estaban buscando. Se convirtió  en otro testigo molesto.

Afortunadamente, Brodeck,  pudo huir. Había  sobrevivido a tantos infiernos, que sabía  cuándo tenía que marcharse  y no añadir  una sombra  más en la conciencia de aquel pueblo.

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