lunes, 14 de enero de 2013
EL ACCIONISTA MAYORITARIO
El novelista griego Petros Márkaris ha logrado para su personaje el comisario Jaritos, lo que otros han igualmente conseguido en sus respectivos países: caracterizar un personaje que nos sirva de hilazón a una serie de novelas de intriga potencialmente interminable. La novela policiaca nos proporciona entretenimiento (intriga) y grandes posibilidades de contenido. En este caso, como Márkaris es griego, nos permite conocer unas cuantas cosas de la Grecia contemporánea, una nación más entre las de occidente, con sus peculiaridades y sus problemas.
Tal vez “El accionista mayoritario” no sea la mejor novela de Márkaris. No hay mucha intriga y la mirada del autor se detiene demasiado poco tiempo en los sucesos y en quienes participan en ellos. Por un lado, se nos informa de la violencia del extremismo político en la Grecia del año 2005, por el otro, aparece un asesino en serie que actúa contra los medios de comunicación (¿por el estilo del “Unabomber” americano?), y finalmente se pretenden unir ambas problemáticas.
Quizá la mejor reflexión de la novela se refiere a la vejez de los verdugos del pasado. Toda nación europea tiene su turbulento pasado (y a veces hasta su turbulento presente) y cuando el tiempo ha transcurrido, el asunto queda en los libros de historia y en el testimonio de algunos ancianos desvalidos. Así, en la Grecia del año 2005 sobreviven los antiguos torturadores y verdugos del último régimen dictatorial, e incluso los de la guerra civil y del colaboracionismo con los invasores alemanes, aún más antiguos. ¿Hemos de verlos como vestigios arqueológicos vivientes?, ¿hemos de aceptarlos como consecuencias de unas circunstancias diferentes a las nuestras que no podemos juzgar desde el mundo de hoy? Petros Márkaris prefiere no caer en el relativismo histórico y menos aún dejarse engañar por la piedad que despierta la decrepitud: en su tiempo fueron unos asesinos cuando otros que vivieron sus mismas circunstancias tomaron caminos más dignos, y el que hayan llegado a viejos y escapado (o no) al castigo no tiene por qué mover a la compasión porque hubo muchos que, por culpa de hombres como ellos y siendo inocentes, no tuvieron la suerte de alcanzar el privilegio de la ancianidad.
Francisco Martín.
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Todos esperábamos más del libro, y tenía materia prima para cumplir las expectativas, pero la tertulia compensó las deficiencias. Aunque este es un blog de carácter literario, es interesante la reflexión que haces sobre la falsa compasión, injuta sobretodo por lo que supone de ofensa a las víctimas. Por otra parte, la literatura de Márkaris es un buen reflejo de la Grecia actual, y por extensión de la forma de ser mediterránea.
ResponderEliminarTodos quedamos desencantados con este libro, desde mi punto de vista tanto el secuestro , como los asesinatos me dejaron sin la menor intriga ni emoción conforme se iban resolviendo tal y como yo esperaba de una novela negra.Pero el final si me gustó ya que es lo menos que podemos hacer ante esos monstruos que torturan, vejan, humillan ,y asesinan, abandonarlos si no pueden recibir un juicio justo, por muy viejo que sea no merecen ninguna compasión.
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