Libro de relatos cuyas historias transcurren
durante los años más duros del llamado Periodo Especial cubano. Tras la caída del
Bloque Socialista, Cuba deja de recibir materias primas como el petróleo, y
maquinaria de la URSS. Con el bloqueo
económico de EEUU, no puede abastecerse. ¿Qué tenemos? hambre, escasez de
servicios (cortes en el suministro de agua durante días), hacinamiento, falta
de higiene (el jabón es un artículo de lujo). Este ambiente de miseria es lo
que Pedro Juan Gutiérrez utiliza como materia literaria, jugando a exhibirse y
dejando al lector el papel de mirón.
Utiliza el artificio en algunos
relatos, de hacerlos autobiográficos, compartiendo su nombre, su anterior
profesión, la de periodista, los diferentes oficios que inventa para sobrevivir, su afición a escribir; hasta le hace vivir en
su misma casa, situada en la azotea de un antiguo edificio de Centro Habana. Así
acorta la distancia emocional con el
lector; ya no sólo miramos sino que olemos, nos enfangamos y digerimos la
miseria. “Atiendan cuidadosamente y cúbranse la nariz. Voy a picar las tripas.
Les advierto que saldrá mucha mierda. Y apesta. Para quienes no lo sepan: la
mierda apesta “( pág 210)
Para Gutiérrez ser escritor es ser un
“revolcador de mierda”……”Solo un arte irritado, indecente, violento, grosero,
puede mostrarnos la otra cara del mundo, la que nunca vemos o no queremos ver para evitarle molestias a
nuestra conciencia.”(pág 105) De alguna forma sus relatos me recuerdan
(salvando las diferencias) a los esperpentos de Valle Inclán o a algunos
grabados de Goya como: los “Caprichos” y “Los Desastres de la Guerra”. Porque
deforman la realidad para mostrarla a través de los espejos en los que nos
miramos. El hacerse pasar en sus relatos por protagonista es la forma de narrar
el reflejo de su realidad
Orgulloso de su mestizaje, el
autor juega con el idioma y con el sexo, sin complejos y sin pudor. El sexo es
lo más socorrido que se tiene cuando se carece de casi todo. Y en el barrio
donde vive, cerca de la antigua zona de prostíbulos de Centro Habana siempre se
le sacó mucho partido. En sus relatos hay tanto sexo, que ya es lo de menos, lo
que se agradece es la celebración de
vida que transpiran.
“En definitiva, así es como uno
vive: por pedacitos, empatando cada pedacito, cada hora, cada día, cada etapa,
empatando a la gente de aquí y de allá dentro de uno. Y así uno arma la vida
como un rompecabezas”…..”Siempre he vivido como si yo fuera interminable.
Quiero decir que destruyo y rehago todo continuamente”
Trilogía sucia de La Habana no es
una novela, son tres libros de relatos y cada uno de ellos es un trocito de
vida, un intento de supervivencia en un
mar revuelto.
Matilde Marín
Nota: el título de esta entrada es un dicho cubano que
emplea el autor similar al español “Rio revuelto, ganancia de pescadores”
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