lunes, 15 de julio de 2013

PACÍFICO, DE JOSÉ ANTONIO GARRIGA VELA.

  La lectura de la novela "Pacífico", del escritor malagueño José Antonio Garriga Vela dio lugar a una cierta discusión acerca de la capacidad de una "novela familiar" en cuanto a capturar la atención del lector. Garriga Vela escribe sobre todo acerca de este tipo de circunstancias de proximidad en el ámbito de hogares modestos. y, por un lado, es fácil que uno se identifique con esta clase de personajes, pero también uno se hace más exigente con respecto a su verosimilitud y a cómo han de reaccionar en circunstancias excepcionales. O bien queremos sucesos extraordinarios que nos fascinen, o bien queremos comportamientos ejemplares o, cuando menos, convencionales por parte de personajes con los que, de entrada, estamos dispuestos a empatizar. Así que, a algunos, los personajes de "Pacífico" les parecieron demasiado extravagantes y a otros les parecieron demasiado convencionales. Muchos se aburrieron con ellos, y ni siquiera el buen estilo narrativo convenció a todos. Quizá Garriga Vela podría ahorrarse el empeño en diseñar frases que quieren ser conmovedoras y centrarse más en seguir un hilo narrativo que permita al lector intimar más con las vivencias que se nos muestran. Una anécdota de contenido dramático que supone un nudo en la intriga pareció demasiado forzada y poco creíble. 

Al final, disparidad de pareceres: Garriga Vela es uno de los mejores novelistas malagueños, su estilo es impecable como viene avalado por el mero hecho de que sea publicado en la editorial "Anagrama", y la honestidad de su contenido moral no puede discutirse, pero un lector siempre espera más de un narrador de tan buenas capacidades.

1 comentario:

  1. No hay que dejarse engañar por el prestigio de las editoriales que publican a éste y otros autores. De sobra sabemos, Francisco, que al final quien manda es don Dinero y si la editorial vió la posibilidad de sacar beneficio, bien porqué el autor estuviera de moda o porqué le avalaban las buenas críticas del libro anterior o por el éxito de público o por lo que fuese, al fin y al cabo, la meta es vender.
    Y no es que me parezca mal, entiéndaseme, se supone que uno escribe con la intención de llegar a los lectores y, esto, si no es vendiendo libros no hay otra forma de hacerlo.

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