FERNANDO ROYUELA.
Quiero escribir esta reseña movido y motivado por esta novela de autor español que me ha gustado
tanto desde su punto literario como la historia en sí,
y por ello darla a conocer no sé si con mucha o poca
justificación.
La novela es el relato autobiográfico de Gregorio, un enano deforme y contrahecho, con una madre prostituta que no se ocupa mucho de él, pero que sabe lo que le espera en la vida, un hermano tarado mental, que muere pronto, y un pueblo en el que es tratado por todos como un ser repulsivo asqueroso y despreciable, objeto de burlas y befas, nunca como persona. Solo una vez y por otro marginado .Así fue su infancia y pubertad.
Su madre lo vende a un circo, donde por primera vez su deformidad no impide que sea mirado como una persona, y es defendido de una agresión por uno de sus compañeros, y cuidado con ternura por una mujer.
Acabado el circo, se viene a Madrid, es acogido y protegido por una especie de Minipodio moderno como mendigo, carterista y espía a favor de la policía franquista y movimientos falangistas que se daban en los últimos tiempos de Franco y la transición.
Destacaría especialmente está etapa por lo bien que la describe, sobre todo cuando lo hace sobre el partido comunista y sus miembros, el antiguo aparato y los nuevos que despuntaban.
Es curioso cómo se hace rico, aunque la riqueza sólo le vale para que su estima social suba y ya no sea mirado como un ser despreciable, sino considerado socialmente como un personaje digno de estima.
Casi todos los personajes que aparecen tienen un fin digno de su vida, como si hubiera un destino del que no se puede uno escabullir, tesis que defiende el personaje, y de aquí la mala muerte para casi todos, aunque afirma que nunca se lo deseó a ninguno. Son muy interesantes sus reflexiones y su visión de la vida.
Y por último, el final es algo sorprendente al descubrir quién es el interlocutor a quién él le cuenta su vida y dará fin a la misma.
Por todo ello recomiendo esta novela, soy consciente que no he sido capaz de reflejar con toda su fuerza, la realidad y crudeza con que describe el comportamiento que dice humano, precisamente por su deshumanidad.
Mariano Calderón. Enero 2014.
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