jueves, 27 de febrero de 2014

NUBOSIDAD VARIABLE, DE CARMEN MARTÍN GAITE

Esta novela está encuadrada dentro del grupo de novelas de la autora que, más que contar una historia, se centran en el análisis sicológico de las protagonistas que repasan sus vidas y se enfrentan al pasado. Estas obras fueron, por orden de aparición:
 Fragmentos de interior (1976), El cuarto de atrás (1978) Nubosidad variable (la novela que nos ocupa, 1992), Lo raro es vivir (1995) e Irse de casa (1998).
Cito estos títulos porque, aunque Carmen Martín Gaite renegaba del feminismo, todas estas obras están escritas para narrar las vidas de sus protagonistas reflejándose en el espejo de las mujeres y no en el de los hombres.
La novela que, como las otras citadas, utiliza bastante las claves del sicoanálisis; se inclina, sin embargo, a favor de la literatura.
Ambas protagonistas conocen el mundo de la sicología. Una como profesional, Mariana, la otra como paciente, Sofía.
La obra narra la amistad entre las dos. Tal amistad no es contada de una forma lineal; pero, para el resumen de la novela, diremos que hay dos fases de esa amistad. Una, la de juventud: época de estudiantes, época de buscar y de definirse; época de complicidades y de confesiones. Pero esta amistad, con el paso a la edad adulta, tiene que evolucionar o terminar. En el caso de ellas se ve truncada por un muro.
En la segunda fase, mujeres maduras ya, vuelven a encontrarse “casualmente” y deciden reanudar su amistad emprendiendo, al menos en principio, solo una relación epistolar. Sofía, mediante cuadernos de relatos, como los que redactaba y enviaba a su amiga de juventud; Mariana, mediante cartas, como las que mandaba a su amiga cuando viajaba. Las dos mujeres son, a su manera, escritoras: eso queda claro al leer la novela.
Aquí tenemos que hacer un aparte, para aclarar como se encuentra cada una de las protagonistas cuando se vuelven a encontrar.
Sofía está atrapada en su rol de madre y esposa. Su matrimonio es una mera formalidad hace tiempo, y como madre, aunque ella se valora como tal, los “pollos” hace tiempo que volaron del nido. Sabe que para salir de la frustración de su vida actual la solución no puede girar en torno a lo que soy, ya no es época de definirse, sino a lo que hago.
Lleva razón Mariana cuando le dice a su amiga que no la encuentra bien; pero ella, con todo su conocimiento y renombre, que le dan poder sobre la vida de otras personas y prestigio social, tampoco está bien. Cuando se mira en el espejo ve la imagen de Sofía o de cualquier otra mujer frustrada.
Volviendo a la amistad: cada una necesita a la otra como espejo e interlocutor.
“Ahora se por mis estudios y por mis confidencias del diván que las cosas que no se aclaran a su debido tiempo van formando un muro que al final no hay piedra que lo derribe.”Escribe Mariana a Sofía. Evidentemente el muro entre ellas fue Guillermo. Ambas mujeres se dan cuenta de que quieren escapar. El fracaso del matrimonio de Sofía la impulsa a buscar su identidad en otros espejos, aquellos que guardan la memoria de su autentica personalidad: Mariana le viene” pintipará

”.
 Mariana quiere huir de si misma, del papel de una persona poderosa que se conoce muy poco. Ha aprendido demasiado del diván; tanto como para saber que, en su caso, es más seguro y terapéutico escribir cartas a su amiga que tenderse en el. Cuando las vivimos las cosas nos pasan, pero cuando las escribimos las hacemos pasar.
Gracias a la escritura- literatura en suma- y no al sicoanálisis Mariana y Sofía (Sofía y Mariana) han descubierto algo que da sentido a sus vidas en una edad en que esto, el sentido y no la definición, es lo que importa. El lugar que cada una ocupara bajo el sol nadie lo sabe, como en cualquier vida, y quien lea la novela lo puede imaginar como quiera. Que para eso, para imaginar entre otras cosas, está la literatura.   


1 comentario:

  1. Una novela escrita en la madurez (1992), casi a los 70 años. Yo la encuadraría entre las denominadas de desencanto, en cuanto describe una generación concreta: Aquella que en su juventud participó de un ideal de emancipación, pero que en la segunda mitad de su vida se encuentra frustrada, aun gozando de posición social de éxito. La temática social se repliega en una introspección. Dicho esto, hay que reconocer la maestría de la autora y en la profundidad del relato. Un ejemplo de literatura como terapia

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