Horas antes de oír cantar millones de euros en la lotería más
emblemática del año, nos acercamos decididamente resueltos a solventar el enigma
que esconde El valle de las gigantas.
¿Cómo desvelar un misterio? Si se pudiera, no lo sería.
Aun así, comenzamos las elucubraciones mientras en nuestras
calles sonaban villancicos antiguos.
Este Lázaro no es el resucitado que todos conocemos.
El pueblo de su abuelo Héctor, con río donde pescar, se
encuentra en Tordesillas.
Relatos sobre la guerra civil española y otros temas tintineaban,
a medias verdades y ¿algunas, muchas? mentiras en boca del visitado.
Varios pasajes bíblicos cabriolaron hasta el delirio.
Las andanzas de una abuela actriz, extranjera, deseosa de ser
robada de la farándula para luego fugarse sin más, es menos creativa pero más racional
que la ninfa vampira, Macarrón, con lunar cerca de la boca.
Es posible y tan posible, que una chica de luminoso nombre se
embelese de un chavalín de ciudad.
La nota filosófica la canturrea Sócrates, ex presidiario, perdido
en preguntas sin respuestas.
Gigantas acuáticas caníbales, pertenecen al ritual onírico
de sueños perversos.
Martín Garzo expande (en una novela de aprendizaje donde
Lázaro abandona su infancia para entrar en un mundo menos resplandeciente) un espacio
colosal donde todo es posible, en el cual sus personajes fantasean, dudan,
mienten, sufren, sueñan, mueren; filtrándose lentamente en nuestro sentir.
Porque:
¿Acaso los abuelos que cuentan batallitas a sus nietos no sueltan
mentirijillas doradas para embellecer sus historias?
¿No es verdad que un primer amor soporta la distancia con
cartas o mensajes?
¿Olvidamos sentir pena de Niña Susana y su terrible destino
que no debió darse jamás?
¿Nos incomodó dejar transitar sigilosamente sobre las mesas
a Ramón el del bar, Luciano, sabedor de las locas gigantas, Mariela y Amalia,
amigas de Alba, favorita de Lázaro…?
Si todas estas preguntas responden a la razón, entonces podéis
creer lo que queráis. Saltó una voz vallisoletana de entre las páginas.
Al terminar, sin más temor que perder el importe del décimo elegido,
saboreamos con inusitada lentitud algunos manjares navideños (la ocasión lo
precisaba).
Pronto, después de comprobar que los números millonarios de los
cantores de San Ildefonso no han entrado en nuestros bolsillos, construiremos
un arca, sin Noé, y de chicle, que estiraremos hasta meter en él, aunque estén apretadísimos,
todos nuestros amores.
¿Así fue la sesión? —preguntó un ausente.
—No sé. Supongo que sí. Aunque los 39º que chillaban el
termómetro, me impidieron estar allí. De todos modos, en una novela donde impera
el término fantasía puedo meter la mía.
Felices fiestas y un 2019 colmado
de buenas lecturas.
Besos a todos
Asunción Cabello
Gustavo Martín Garzo. Biografía
Gustavo Martín Garzo escritor español nacido en
Valladolid en 1948. Licenciado en Filosofía y Letras en la especialidad de
Psicología, es fundador de las revistas literarias Un ángel más y El signo del
gorrión. Ha colaborado con sus artículos en los medios más importantes del país
y ha participado en múltiples congresos de literatura. Está casado con la
también escritora Esperanza Ortega. Se confiesa hombre metódico y sin prisas.
Nunca ha abandonado su ciudad. "Cualquier lugar contiene el mundo entero,
los mismo conflictos, los mismos anhelos. Basta con saber mirarlos", ha
escrito.
Desde
su primer libro Luz usada (Junta de Castilla y León, 1986), su
actividad literaria ha sido incesante. Continúa con Una tienda junto al
agua (Los infolios, 1991) y El amigo de las mujeres (Caja
España, 1991) que obtuvo el Premio Emilio Hurtado de Relatos. Más tarde
aparecen El lenguaje de las fuentes (Lumen, 1993), Premio
Nacional de Narrativa, Marea oculta (Lumen, 1993), Premio
Miguel Delibes, La princesa manca (Ave del Paraíso,
1995), La vida nueva (Lumen, 1996), Los cuadros del
naturalista (Alianza, 1997), Ña y Bel (Ave del
Paraíso, 1997), El pequeño heredero (Lumen, 1997) y Las
historias de Marta y Fernando (Destino, 1999) con el que obtiene el
Premio Nadal.
Prosigue su actividad narrativa con El valle de las gigantas (Destino, 2000),La soñadora (Areté-Lumen, 2001), Pequeño manual de las madres del mundo (R que R, 2003), un libro de relatos breve reeditado posteriormente como Todas las madres del mundo (Lumen, 2010), Los amores imprudentes (Areté-Lumen, 2004), Mi querida Eva (Lumen, 2006), con el que gana el Premio Mandarache (2008), El cuarto de al lado (Lumen, 2007), El jardín dorado (Lumen, 2008), La carta cerrada (Lumen, 2009), Tan cerca del aire (Plaza & Janés, 2010), Premio de Novela Ciudad de Torrevieja y Y que se duerma el mar (Lumen, 2012), obra con la que fue finalista del Premio de la Crítica de Castilla y León en 2013.
Prosigue su actividad narrativa con El valle de las gigantas (Destino, 2000),La soñadora (Areté-Lumen, 2001), Pequeño manual de las madres del mundo (R que R, 2003), un libro de relatos breve reeditado posteriormente como Todas las madres del mundo (Lumen, 2010), Los amores imprudentes (Areté-Lumen, 2004), Mi querida Eva (Lumen, 2006), con el que gana el Premio Mandarache (2008), El cuarto de al lado (Lumen, 2007), El jardín dorado (Lumen, 2008), La carta cerrada (Lumen, 2009), Tan cerca del aire (Plaza & Janés, 2010), Premio de Novela Ciudad de Torrevieja y Y que se duerma el mar (Lumen, 2012), obra con la que fue finalista del Premio de la Crítica de Castilla y León en 2013.
Gustavo
Martín Garzo también ha cultivado la narrativa infantil, habiendo
publicado Una miga de pan (Siruela, 2000), finalista del
Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, Tres cuentos de
hadas (Siruela, 2003) por el que consigue el Premio Nacional de Literatura
Infantil y Juvenil así como los álbumes ilustrados Dulcinea y los caballeros
dormidos (Edelvives, 2005), Un regalo del cielo (SM, 2007)
y El pacto del bosque (El jinete azul, 2010).
En su
faceta como ensayista, el autor ha publicado los siguientes títulos: El
pozo del alma (Anaya, 1995), la recopilación de artículos
periodísticos El hilo azul (Aguilar, 2001), El libro
de los encargos (Areté-Lumen, 2003), La calle del
paraíso (El pasaje de las letras, 2006), también una recopilación de
artículos periodísticos y Sesión continua (El pasaje de las
letras, 2008)
Yo tampoco pude asistir. Tu has novelado muy bien el encuentro. No sé lo que opinaron el resto de compañeros, a mí no me gustó el libro porque pienso que la fantasía puede surgir en la literatura en muchos terrenos pero situarla en medio de la crueldad de una guerra civil y con ninfas que practican el canivalismo es como poco, de muy mal gusto. Una novela de aprendizaje o algo parecido que se deja leer, pero poco más. Por supuesto, es mi opinión. Enhorabuena Asunción por tu comentario al libro y al encuentro.
ResponderEliminarEsperanza.