Por Pepe de la Torre
En estos tiempos líquidos y volubles me ha sorprendido esta historia de amor sin
complejos. Isaac Rosa nos desvela su investigación arqueológica de una relación
emocional fracasada, de la misma forma
en que un psicoterapeuta analítico deshoja los conflictos de sus pacientes a modo de
capas de cebolla.
Con un planteamiento narrativo original, en el tiempo de
descuento de una relación, el relato se va remontando en la historia compartida de una pareja, con el
rigor desesperante de una moviola a
cámara lenta, hasta llegar al final feliz de aquel primer beso, “ la piedra sobre la que se levantará la
torre del deseo”, y a la primera
promesa (siempre demasiado voluntariosa) de envejecer juntos y ser “notarios de
la obsolescencia” mutua.
Una historia más en el contexto de la crisis económica y de
los fenómenos sociales de la última década, y que en forma alternativa nos
presenta la evolución dispar de los dos protagonistas con un logos inagotable. Antonio continuamente apelando a hacer un “ejercicio
de realismo” frente a las circunstancias adversas, y Ángela resistiéndose a que
el amor tenga que ser la víctima propiciatoria en los tiempos de precariedad, y reivindicándolo como único refugio frente a
la incertidumbre.
Es una novela que, pese a mis prejuicios iniciales, ha llegado
a conmoverme, sobretodo porque me ha hecho solidarizarme con las dos caras
de la tragedia, sin necesidad de tener
que tomar partido
Atractiva reseña que invita a querer leer ese "Final feliz" de Rosa. Gracias, Pepe.
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