viernes, 5 de diciembre de 2014

Érase una vez ... Número Cero

      “Érase una vez…” iniciamos un viaje apasionante, una nueva aventura por el mundo de la ficción que supone la Literatura. 
      Estas breves biografías literarias no pretenden ser exhaustivas, ni siquiera originales. Han sido redactadas con la intención de recuperar y retener en la memoria el recuerdo del mayor gozo que he conocido en mi vida: el de tardes enteras acurrucado en un viejo sillón de mi casa, que mi padre había tapizado de piel roja y al que familiarmente llamábamos el “sillón del obispo”, enfrascado en el descubrimiento, la mayor fantasía posible donde las hubiere, de la lectura. 
     He recopilado información de distintas fuentes pero, fundamentalmente, me he remitido a las lúcidas anotaciones de Borges. Por una sencilla razón: Jorge Luis Borges es uno de los pocos autores cuyo universo literario gravita sobre el núcleo de la propia Literatura. Así pues, en él encontramos, aparte de una gran originalidad y calidad que le convierten en uno de los grandes de todos los tiempos, literatura sobre la Literatura. Por su brevedad, por la arbitrariedad de los hechos seleccionados que buscan el asombro y la rareza más que la prueba de alguna necesidad biográfica, sus biografías literarias recuerdan el modelo de los relatos de “Historia universal de la infamia”. 
     Muchas de estas biografías participan de un género que ya ha caído en desuso y para el cual Borges tenía un talento excepcional: el retrato. La brevedad de sus textos y la atención al detalle, que por cotidiano pasa por inadvertido, son una crítica práctica al biografismo, extenso, macizo y confiado en la construcción referencial, que suele predominar en este tipo de textos. Estos datos menores no suman para resultar en una estructura mayor. Por el contrario, señalan la significación de lo 'menor' y del fragmento. En la suma puntillista de estos rasgos 'menores', Borges estima que puede dibujarse una personalidad del escritor. El mismo Borges reconoce que Stevenson fue quien le mostró la potencia ficcional del detalle. Una política de lo 'menor' se articula persistentemente en los textos de Borges sobre distintos escritores que bien podría resumirse en su célebre frase: "El prólogo, cuando son propicios los astros, no es una forma subalterna del brindis; es una especie lateral de la crítica". 
     Aún así, en la mayoría de los autores aquí tratados, he añadido nuevos datos, anécdotas y fechas, esperando que ello no desvirtúe su idea original; la misma que tenía el propio Borges cuando consideraba la Literatura como conjunto de citas: la "antología a la que tiende toda literatura”. Descubriremos, con cierto asombro, que las vidas de nuestros autores preferidos no son, en la mayoría de los casos, menos extrañas y extravagantes que las magníficas ficciones que nos legaron. 
     Mi labor es meramente la de copista. Mi único deseo, espero que el tuyo también, el de no tener que escuchar nunca la temida frase: “… y colorín colorado…”.

                                           Miguel Ángel García Díaz.

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